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jueves, mayo 16, 2024

Los menos escuchados

Es mucho más importante que los análisis doctorales de las cuestiones políticas o económicas, incluso teológicas, el defender a aquellos que hacen la vida de algunos mucho más fácil y que ganan, a cambio por sus servicios, una miseria, sumado a los malos tratos e injusticias. Nos referimos a aquellos que son empleados que ayudan a las tareas del hogar, pasando por empleadas, jardineros, motoristas, conserjes y oficios parecidos. Seguramente habrá excepciones dentro de este tema, como en todo, pero eso más bien debería ser la regla. Realmente toca duro la vida a estos compatriotas y más porque, por lo general, no han sido personas donde la fortuna de la educación llegó a sus ambientes y tuvieron que adoptar de trabajar en lo que sea, con tal de conseguir sustento para sí y sus familias.

Hoy nos toca referirnos a estos hondureños que deben, de manera estricta, mantener una sonrisa cuando atienden a un cliente, si acaso se logran “ubicar mejor” en un empleo básico como en una estación de servicio, en una tienda o un trabajo similar, donde podría ser supervisado por el Ministerio de Trabajo y que, por cierto, al menos sea que supervisen o no, la vida de estas personas sigue siendo dura y a veces lacerante por sus propias realidades. Incluso se pude ver a toda hora, del día, noche o madrugada, a personas de la tercera edad con un uniforme de guardia de seguridad en posición firme, vigilando su zona o la casa que eventualmente debe proteger y como dato extra, un ser humano solo puede estar de pie durante tres horas, más allá de ese tiempo comienza a descompensarse.

El Estado debería preocuparse y ocuparse de ellos, de estos empleados que, a veces sin contrato, solo de palabra o por recomendaciones, llegan a terrenos que quizá en su vida jamás soñaron que conocerían. Con el tema de la tercera edad también se debería supervisar en donde se hacen trabajos pesados y por demás son explotados. No es posible que una sociedad como la hondureña se olvide que se ha logrado mucho en el plano político desde la emancipación de la Corona española y ha pasado por el poder del país un sinfín de hombres, y ahora una mujer, que han sido y son llamados por la historia para mediar con un compromiso y es el luchar por proteger a los más débiles, pero eso no se hace ni en el pasado ni en el presente, porque simplemente eso sigue ocurriendo.

Precisamente y en especial para aquellos que aparecen diciendo discursos, desde los más serviles hasta los más conscientes, de la clase gobernante, diputados en especial, que se pongan delante de Dios –por si acaso tienen esa fe- y se examinen si acaso están allí para lucir sus trajes, engolar la voz para ser entrevistados y posando del lado más fotogénico. Hoy, nuestros hermanos hondureños más débiles, menos protegidos (y son los que nos protegen y cuidan) están expuestos delante de sus ojos por medio del presente para que también a ellos se les haga justicia con legislación oportuna, con supervisión súbita y que los que tenemos ahora como las distintas fiscalías se interesen más en ello, así como darles a ellos todos los derechos laborales que otorga el Código de Trabajo. Ellos también tienen la misma dignidad.

EditorialLos menos escuchados

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