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sábado, mayo 18, 2024

Las hondureñas en Gerona

En la ciudad y provincia de Gerona, o Girona en catalán, viven alrededor de treinta y cuatro mil personas procedentes de Honduras. En su gran mayoría, mujeres en buscando mejor fortuna hoy representan casi el 80 % de la población hondureña. La provincia tiene una población de 761,947 habitantes, en donde el 4 % son compatriotas. La extensión territorial de Gerona es de 5,900 km2 (similar al departamento de Comayagua, para que se hagan una idea), por lo que podemos deducir que hay cinco compatriotas por kilómetro cuadrado. La migración de tantas mujeres es el resultado de la descomposición social que vive el país desde las últimas décadas, un problema social “invisible” que no tiene reflejo en ninguna política pública.

Nuestro país se desangra como causa de la migración, cada vez más personas migran al exterior buscando un mejor futuro y esto no es algo reciente… ya lleva un tiempo sucediendo, como hemos señalado en otros escritos. A fecha de redacción de este artículo seguimos sin tener políticas públicas en materia migratoria de apoyo a los migrantes y a las comunidades hondureñas en el exterior; los consulados hacen una labor, el país de acogida hace otra parte y los migrantes tratan de insertarse a una nueva realidad viviendo su propio duelo migratorio, pero faltan programas, proyectos e iniciativas, y personas comprometidas con la protección social del migrante.

Madres solteras, mujeres divorciadas o separadas, mujeres víctimas de la extorsión, mujeres víctimas de la violencia de género, mujeres víctimas de un sistema social que impide su progreso en condiciones de igualdad; todas ellas en algún momento decidieron dejar el país de origen e iniciar una nueva aventura en España, algunas con éxito.

La mayor parte de las hondureñas que viven en Gerona se ganan la vida como empleadas del servicio doméstico o en hostelería, y en otras actividades profesionales. No les resulta fácil integrarse a esa nueva sociedad: obtener un permiso de trabajo, hablar catalán, tener un permiso de conducir, saber manejar un ordenador, son grandes obstáculos.

Voy a tratar brevemente de esbozar la situación de las empleadas de hogar desde su situación legal: hay muchas mujeres que trabajan “con papeles” (permiso para residir y trabajar) y otras “sin papeles” (situación irregular). Las primeras trabajan amparadas por la legalidad vigente en donde sus derechos están protegidos por el sistema legal; las segundas, están a expensas de sufrir cualquier cantidad de violaciones en sus derechos e integridad física, en cualquier momento, son carne de cañón del sistema. Una empleada de hogar indocumentada puede trabajar en un sistema de semi-esclavitud en donde podría permanecer encerrada por horas, días o años en una casa, sin gozar de los derechos laborales mínimos: horario, descansos, vacaciones, prestaciones sociales, etc. La situación de ilegalidad les impide, muchas veces, empadronarse (inscribirse como residente en el municipio) para acreditar su residencia y legalizar su situación más adelante.  De esto hablaremos en otro momento.

Hay empleadas de hogar que tienen una profesión en el país de origen, pero son muy pocas las que logran homologar sus títulos profesionales para poder ejercerla; otras no tienen ningún tipo de formación y a pesar de ello se desarrollan como empleadas de hogar como buenamente pueden.  Hay mujeres con formación en oficios que no son capaces de ejercerlo en aquel país, ya sea por falta de asesoramiento o de oportunidad, por no hablar catalán o por ser incapaces de integrarse plenamente en aquella sociedad; los retos son diversos y complejos.

Las mujeres migrantes son muy valientes, tienen que enfrentar infinidad de vicisitudes en el lugar de destino y en el lugar de origen. No resulta fácil vivir “en medio de dos realidades”: el trabajo en España y la familia en Honduras. Eso puede ser una pesadilla. Vivir lejos y cuidar de los suyos en la distancia, ajustar las finanzas familiares en dos lugares a la vez, los problemas de los hijos que dejaron atrás o los del padre que ahora hace de cabeza de familia y que no encuentra trabajo en Honduras, y que también depende de la remesa.

¿Y cuáles son esas labores que realiza una empleada de hogar y qué sentido tiene profesionalizarlas? Cocinar, limpiar el domicilio, cuidar de niños y ayudarlos en tareas escolares, hacer la compra, conducir un vehículo, utilizar todo tipo de electrodomésticos, alimentar y pasear mascotas, dar mantenimiento al jardín entre otras. Todas estas tareas necesitan de profesionalización y de ciertos rudimentos técnicos, saberes, a la hora de “cocinar a la mediterránea o a la catalana, conducir a la europea (desde hace más de veinte años se espera la homologación del carné de conducir para los hondureños en España), asistir a una persona que tiene un ataque al corazón; las mujeres deben saber hacer. La profesionalización del servicio de en este sector debe ser un objetivo colectivo; a mejores servicios, mejores ciudadanas.

Todas estas actividades necesitan de un proceso tutelado de adaptación e integración para tener las mejores empleadas de hogar o amas de llaves. Es necesaria una formación profesional previa y adaptada a aquella realidad tanto en Honduras como en Gerona. Es primordial una academia o centro de formación en Honduras y en Gerona que les permita conocer más y mejor el oficio de empleada de hogar, eso facilitará la integración y será beneficioso para todos los involucrados en la relación laboral. La migración necesita de un orden para poder integrar.

 

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