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sábado, febrero 8, 2025

La dictadura de Maduro

Con la toma de posesión de Nicolás Maduro como presidente fraudulento, se remachan los
clavos de otra dictadura en Venezuela, como las tantas que ese país ha sufrido en su historia moderna, de Juan Vicente Gómez a Marcos Pérez Jiménez a Hugo Chávez, todos respaldados en su hora por una casta militar corrupta, una oligarquía compaciente de viejos o nuevos ricos, y validos de los instrumentos clásicos de las autocracias latinoamericanas, el fraude electoral, la represión violenta, el desprecio a la institucionalidad, y el estado tomado como botín para afianzar lealtades y complicidades políticas.

Dictaduras de distinta duración, pero con rasgos comunes. Juan Vicente Gómez llegó al poder con el golpe de estado que dio a su comprade Cipriano Castro, y mandó con puño férreo durante 27 años, de 1908 a 1935, sobre un país que pasaba del atraso rural a la explotación de los pozos petroleros. Se valió de ardides y argucias legales para aparentar legitimidad, sin dejar nunca de manipular la constitución, hasta que pudo morir en su cama, de cáncer en la próstata, noticia que se mantuvo oculta hasta el 17 de diciembre de 1935, aniversario de la muerte de Simón Bolívar, para que pasara a la inmortalidad en sacra compañía.

Parecerse a Bolívar hasta en la muerte ha sido una obsesión constante de los tiranos de Venezuela.

El general Marcos Evangelista Pérez Jiménez subió a la silla presidencial en 1952 por medio de otro golpe de estado, y sólo se pudo quedar hasta 1958, seis años de rapiña y cuantiosas obras públicas, otra vez el maná del petróleo, que le rindieron a él y a sus paniguados jugosas coimas.

De golpe de estado en golpe de estado, como el que intento dar el comandante Hugo Chávez en 1992 al presidente constitucional Carlos Andrés Pérez, fallido pero suficiente para crearle prestigio como líder del descontento popular frente al sistema de alternabilidad bipartidista nacido del “Pacto de Punto Fijo” que había durado desde la caída de Pérez Jiménez, pero comenzaba a hacer agua.

Antes de que Chávez asumiera la presidencia tras ganar las elecciones en 1998, García Márquez le hizo una larga entrevista durante un vuelo de La Habana a Caracas, y el texto concluía: “Mientras se alejaba entre sus escoltas de militares condecorados y amigos de la primera hora, me estremeció la inspiración de que había viajado y conversado a gusto con dos hombres opuestos.

Uno a quien la suerte empedernida le ofrecía e Nicolás Maduro es una dictadura y tenemos que hacer todos los esfuerzos internacionales para que se restablezca la ley, la democracia, todos los esfuerzos para que el pueblo de Venezuela tenga el derecho a decidir su propio destino”.

Lo demás es disimulo, ceguera complaciente, o complicidad.

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