20.4 C
Honduras
sábado, mayo 18, 2024

La decepcionante izquierda latinoamericana

Carlos Alvarenga, Abogado y MAE.

Quiere ganas con los gobiernos de izquierda y también con aquellos dirigidos por populistas. Miren cómo se desata la violencia común y el crimen organizado, o la represión en todas sus expresiones.

Cuba, la amada Cuba castrista de todos los revolucionarios de cafetín que quedaron colgados en la historia y que aún admiran la figura del Che, es un desastre. Cuántos compañeros de armas no fueron enviados al paredón recién llegaron al poder, cerraron todos los medios de comunicación, se apropiaron de todas las empresas privadas y hundieron al país en la miseria, de la cual no han podido salir nunca, y han subsistido solo gracias a la caridad de los gobiernos soviéticos y venezolanos. Y dejen esa excusa desfasada del bloqueo, porque Cuba tiene relaciones comerciales con casi todos los países del planeta.

Hay una especie de locura intrínseca en el pensamiento de izquierda, una sociopatía mezclada con paranoia, que los hace esparcir el odio, odiar a todo el mundo, tener miedo de todo el mundo, de la oposición, los ricos, los medios, el imperio.

Las redes sociales que ya de por sí son un zoológico de especímenes raros, mezcla de sabelotodos y de potenciales asesinos en serie, en estos ocho meses han desatado una virulencia nunca antes vista, ni mientras los empleados del Partido Nacional contestaban defendiendo su chamba. Las respuestas llenas de sangre en los ojos de los defensores de Libre sobrepasan lo tolerable. Están llenos de rencor asesino con todos y contra todos.

Venezuela, la otrora millonaria zona petrolera del mundo, ahora está en la miseria por culpa de la izquierda que menciono. Acabó con las libertades civiles en esa paranoia típica de esos, se acabó la riqueza de los venezolanos regalando dinero, incluso a Mel Zelaya al cual le envió la bicoca de 1001000,000.00 de dólares sin consultar a los venezolanos, de forma oculta y con una intromisión total en los asuntos de otros países. Claro, los de izquierda eso lo llaman solidaridad, pero si lo hace otro país a un gobierno de derecha lo llaman imperialismo. Quién los entiende. Ni ellos mismos.

El chavismo metió preso a los que se oponían a su régimen, cerró televisoras y periódicos, calló radioemisoras, manoseó las urnas, se apropió de las empresas privadas y al fin destruyó todo, llegando a tener el más alto índice de inflación jamás visto en la historia reciente. Una inflación que solo países en guerra han tenido. ¿Cómo pueden ser tan inútiles para gobernar?

Otro caso patético de políticos de izquierda que han llegado al poder es el de Andrés Manuel López Obrador. Su gran política para detener a los narcotraficantes es “más abrazos, menos balazos”, y allí están sus abrazos: muertos a balazos. Se ha desatado de tal forma la violencia, como nunca antes vista, en México, y está rompiendo sus propios registros de muertes, secuestros, desapariciones forzadas gracias a que el señor presidente prefiere vivir en un mundo de fantasía escondiendo la basura debajo de la alfombra.

En Honduras está sucediendo un fenómeno similar en cuanto a la violencia y el mal manejo de la economía: han resurgido los secuestros y montón de instituciones públicas no les pagan el salario a sus trabajadores.

El abuso del poder, las decisiones arbitrarias y antojadizas, el ocultar la verdad con frases simpáticas, pero huecas, maquillar los números y las realidades. Sabe tan a izquierda latinoamericana todo esto.

Antes de continuar con el país, hablemos de Nicaragua. ¿Acaso el revolucionario sandinista no luchaba por la justicia social, las libertades, la democracia, el pueblo? ¿Por qué el comandante Daniel Ortega devino en el monstruo que tanto atacó? Aquella dinastía déspota, cleptócrata y autoritaria. Destructor de la democracia, el sistema republicano, las libertades individuales básicas en todo país civilizado. Lo que hay que reconocer es que su economía es estable y la delincuencia es muy baja. Pero no es aliciente, en lo absoluto, cuando lleva cerradas más de mil oenegés por esa paranoia típica de los gobiernos de izquierda, y ahora se apresta a enjuiciar a sacerdotes católicos por criticarlo.

¿Qué nos espera con el gobierno de izquierda que dirige el país hoy en día?

¿Por qué debemos pensar que va a ser diferente? No lo será, el libreto es el mismo, el guion está definido, el plan es idéntico. ¿Qué hará que Libre nos lleve por un mejor camino? Ocho meses, mi gente, ocho meses y ninguno de los indicadores mejora. Saque usted sus propias conclusiones.

 

- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: