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Honduras
viernes, marzo 29, 2024

Identidad, símbolo e independencia

Por: José R. Reyes Ávila

Abogado España/Centro América

El 15 de septiembre de 1821 se declaró la independencia de las provincias centroamericanas de España. Con posterioridad a esta fecha, pasamos por una breve anexión a México (1823-1824), luego fuimos parte de la República Federal Centroamericana (Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Honduras, de 1824 a 1839), y es a partir de la disolución de la Federación, en enero de 1839, cuando nacemos. El general Francisco Ferrera se convirtió en el primer presidente constitucional (1841-1843) del país no confederado, aunque antes, Dionisio de Herrera, lo fue de la Honduras federada (1824 a 1827) es decir; tenemos 181 años como Estado constitucional independiente.

Es en esta etapa cuando se adopta formalmente la primera constitución del país como Estado libre e independiente con la posibilidad de retornar a la unión, lo cual no ha sucedido hasta la fecha, y aquí surge la necesidad de crear símbolos patrios.

De conformidad con el artículo 7 constitucional «Son símbolos nacionales: la Bandera, el Escudo y el Himno». En este artículo hablaré sobre la Bandera como elemento integrante de la identidad del nacional, y dejaré para otra oportunidad el Himno y el Escudo nacional.

La bandera de Honduras fue creada el 16 de febrero de 1866, siendo presidente de la República José María Medina. Está basada en la bandera de las antiguas Provincias Unidas del Centro de América, la cual, a su vez, estaba fundamentada en la bandera de las Provincias Unidas del Río de la Plata, preludio del primer Estado-Nación argentino.

En 1949 durante la presidencia de Juan Manuel Gálvez, se establece nuevamente cual debe ser el color de la bandera nacional ya que, habían discrepancias en cuanto al tono del color de la bandera utilizado por las fuerzas armadas, la bandera mercante y la bandera de guerra, por lo que, se determinó reformar el artículo 1 del Decreto Legislativo 7 de 1866, quedando redactado de la siguiente manera: “Art. 1o.- La Bandera Nacional de Honduras constará de tres franjas iguales y horizontales, la superior y la inferior de color azul turquesa, la del centro, blanca, y llevará en medio cinco estrellas de cinco ángulos salientes del mismo color azul, formando con cuatro de ellas un cuadrilongo paralelo a las franjas, siendo colocada la restante al centro del mismo cuadrilátero. El ancho del conjunto de las tres franjas deberá ser contenido dos veces en la longitud”. Al margen de las discrepancias en el uso, guardar la tradición es importante, a la hora de crear símbolos, de otra forma es difícil generar identidad. La bandera tiene que ser un lampo de cielo con cinco estrellas de pálido azul, como dice nuestro himno nacional. Ahora habrá que construir y generar nuevamente identidad sobre la “nueva bandera”.

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, la identidad comprende “el conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que lo caracterizan frente a los demás”. Por otra parte, la identidad nacional se encuentra conformada por idioma, etnia, tradición e historia; una es consecuencia de la otra; se complementan y se retroalimentan constantemente.

Como complemento a lo interior, y a efectos de aclarar la relación de las dos identidades anteriores, me adhiero a las palabras de la socióloga Liah Greenfeld que manifiesta que “la identidad nacional es la «identidad fundamental» en el mundo moderno frente a otras identidades, en cuanto que «se considera definidora de la esencia misma del individuo”. Cambiar, tergiversar o degenerar los símbolos, impide el desarrollo de nuestra esencia en relación con aquello que nos identifica.

El tema de identidad nacional es de vital importancia en países vecinos como México, Guatemala, El Salvador, pero en Honduras; “somos diferentes”. Aquí, quiero recordar una frase de José Cecilio del Valle: “recorriendo la historia de los pueblos antiguos y volviendo la vista a los modernos, se observa que todos tienen uno de tres estados. el de la ignorancia, el del error y el de la ilustración”.

Nuestra bandera, como símbolo patrio y generador de identidad nacional, es un acuerdo del soberano, representa nuestra historia y nuestra identidad patria. Los símbolos patrios son el reflejo de la hondureñidad, independientemente del credo, o filiación política de los ciudadanos; son la representación iconográfica del sentimiento del pueblo.

La bandera de nuestra nación ha sido objeto de debate en los últimos tiempos, pero no voy a abordar eso, simplemente, me parece un debate estéril, carente de sentido ya que la historia jurídica de la bandera es meridiana y nos da un “argumento histórico claro”, y no tiene sentido adulterarlo. Hoy necesitamos identificarnos con nuestros símbolos, y no cambiarlos por antojo, se pierden muchas cosas en el camino: credibilidad, historia, identidad. Imaginemos por un momento que la virgen de Suyapa hoy es negra, mañana trigueña y pasado mañana, rubia; ¿Cómo lo ve?; o si alguien se le antojara quitarle el escudo a la bandera de México… Solo piénselo.

En conclusión, la identidad nacional depende del compromiso colectivo en la defensa de los intereses nacionales, así como el respeto de los símbolos patrios, de lo contrario, existe la posibilidad de ser sometidos por culturas más poderosas, ignorando o despreciando lo nuestro y amando, a cambio, lo extranjero. Busquemos la identidad nacional en nuestros símbolos, y así como dijo el libertador José Francisco Morazán “La educación es el alma de los pueblos y abono de los ejércitos de la libertad”, eduquémonos en identidad nacional ya.

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