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viernes, mayo 2, 2025

¿Hay que llamar a Bruce Willis?

Hace pocos días fue detectado un asteroide no muy grande, pero lo suficiente como para lograr titulares en los principales medios del mundo. Llamado 2024 YRA se aproxima rápidamente y podría impactarnos en 2032, eso es apenas dentro de siete años. Se estima que tiene un diámetro de entre 40 y 90 metros -medidas que están por confirmarse conforme los telescopios le dan seguimiento-.

Aún en su posible versión más grande (90 metros) no se trata de un asteroide de los llamados “mata planetas” como el que barrió con los dinosaurios hace 65 millones de años. No obstante, el daño que podría causar es enorme, destruir una ciudad entera y matar centenares de miles de personas, además de su efecto en el medio ambiente.

¿Qué podemos esperar -en este momento- y cuáles son las cosas que posiblemente ocurrirán antes de que llegue la fecha fatal? Primero, podemos esperar -y desear- que pase de largo, se marche a los confines del Sistema Solar y nos deje tranquilos con los problemas que ya tenemos en el planeta entero.

De lo que casi podemos estar seguros es que su venida pondrá en juego intereses, tanto comerciales como políticos y que muchos tratarán de sacarle partido. Empecemos por los fundamentalistas de la Teoría de la Conspiración; ellos posiblemente dirán que los gobiernos ocultan la verdad y que no se trata de un asteroide sino de una nave extraterrestre que transporta un ejército invasor.

Otros aficionados a esta teoría, pero no tan radicales, hablarán de visitantes extraterrestres pero que vienen en son de paz. Algunos románticos dirán que son refugiados políticos de un planeta que huyen de alguna terrible dictadura, al estilo de las caravanas que parten casi todos los días rumbo a los USA y algunas naciones europeas.

Otros dirán que “ellos” -sin especificar quienes- ocultan la verdadera información, así como lo han hecho con los restos de la supuesta nave espacial que se estrelló en un lugar llamado Roswell en Nuevo México y los cuerpos de tres “alien” que murieron en el accidente.

Sobre lo anterior, siempre he deseado comprobar si existe vida inteligente fuera de la Tierra, pero definitivamente no me interesa nada que tenga que ver con una nave extraterrestre conducida a través del cosmos por idiotas que terminan estrellándose al llegar a su destino.

Ese no es el tipo de civilización con la que me interesaría entrar en contacto. Muchos verán cómo sacarle partido al temor de la gente; es posible que se inicie o intensifique la construcción de “bunkers” familiares donde los adinerados podrán ponerse a salvo, tal y como se supone lo está haciendo el dueño de Facebook y Meta Mark Zuckerberg en Hawaii y posiblemente muchos otros, no tan notorios, en otras partes del mundo.

Las casas de apuestas de Las Vegas y todos los de casinos en línea seguramente apostarán -como acostumbran- sobre gran variedad de posibilidades. ¿Dónde caerá? ¿Cuándo exactamente? ¿Cuántos morirán? ¿Cuántos resultarán heridos? Serán más hombres que mujeres los muertos y heridos? Recuerde que ahí apuestan no sólo por los resultados de determinada competencia deportiva, los enfermos de las apuestas lo hacen hasta por cuántos hot dogs y cervezas se venderán durante el encuentro.

Con seguridad alguien regará la bola de que el asteroide está compuesto de oro sólido y muchos invertirán su dinero en empresas que prometerán recuperarlo mucho antes de la fecha del impacto.

No lo dude, todos los días nace un iluso al cual sacarle el dinero y mil dispuestos a hacerlo. Diamantes, plata, uranio? Las opciones son muchas y los tontos más. Finalmente no faltará quien diga que se trata de Jesucristo que viene de regreso, cosa que será celebrada por los millones de personas que lo esperan desde hace más de dos mil años.

En lo personal creo que después del asteroide continuarán esperando por siempre jamás. No diga que no. Hay quienes ven su imagen en tajadas de pan tostado, en formaciones de nubes, en el tronco de un árbol tajado y hasta en las manchas dejadas por la lluvia en la fachada de vidrio de algunos edificios.

Hablando de fanáticos religiosos, creo que se formarán al menos dos grupos: Uno que empezará cadenas de oración en todo el mundo para pedirle a su dios que los salve del peligro y otro, mucho más radical, que se pondrá feliz ya que, según ellos, se trata del juicio final donde todos los pecadores serán eliminados y ellos, que siempre consideran que están entre “los buenos”, si duda se salvarán.

Mientras tanto la gente seria seguirá midiendo el posible peligro y las formas reales de evitarlo, incluyendo el envío de naves para desviar su curso, al mejor estilo de Bruce Willis en la película Armagedón. Es vieja pero buena, se la recomiendo si acaso no la ha visto.

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