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sábado, mayo 18, 2024

ESPECULACIONES SOBRE VIDA EXTRATERRESTRE. ¿POR QUÉ NO?

En mis consideraciones sobre cualquier tema, siempre aplico el método científico. Cuando se trata de avistamientos de Objetos Voladores No Identificados, apariciones de fantasmas, ruidos raros, cantos de sirenas, imágenes de dioses en tajadas de pan o formaciones de nubes; nada de eso tiene credibilidad de mi parte, siempre necesito pruebas irrefutables, no especulaciones motivadas por miedo, ignorancia o superstición.
Pero eso no quiere decir que no tenga imaginación, que no pueda soñar y, especular, también sobre cualquier tema.

Dicho lo anterior, tengo que decir que el Universo es tan vasto, tan enorme, que sería el colmo del egocentrismo humano pretender que nosotros no sólo somos los reyes de la creación, los más inteligentes, elegidos de los dioses, los más bellos y que, además de eso, también la única civilización inteligente que existe.
En la Vía Láctea hay más de cien mil millones de soles como el nuestro, la mayoría de los cuales tiene planetas y que, por simple ley de probabilidades, en nuestra galaxia tiene que haber vida.

Pero, además, el Universo que podemos percibir tiene trillones de galaxias como la Vía Láctea, con una cantidad tan enorme de planetas, algunos de los cuales (por la misma ley de probabilidades) deben ofrecer condiciones aptas para la vida.
Y si, además de todo eso, existe otra clase de vida que no conocemos y que no podríamos detectar ni comprender, aunque estuviera frente a nuestras narices, las probabilidades serían muchísimo mayores.

Pensemos en las bacterias que habitan dentro de nuestro cuerpo, ¿qué tal si nosotros somos algo parecido, una bacteria dentro de un organismo infinitamente más grande?
Y, ¿qué tal si ese organismo es sólo uno de millones, como millones de seres humanos hay en el planeta, todos con su respectiva colonia de bacterias?
¿Por qué no?, recuerde que estamos en el campo de la especulación.
Nuestra civilización es relativamente joven, no más de 350 mil años desde el Homo sapiens para acá y ya hemos enviado naves fuera de nuestro sistema solar y mecanismos exploradores a la Luna y planetas vecinos.

¿Qué logros maravillosos tendrán civilizaciones mayores, digamos, con trescientos millones de años de existencia?

¿Serán capaces de crear sus propias estrellas y estructuras enormes recolectoras de toda su energía, como especuló Carl Sagan?

Nosotros, en pañales en lo que respecta a energía nuclear, hemos avanzado algo en esa dirección.

Dejemos de lado las bombas nucleares y otras estupideces de autodestrucción, pensemos en el gran colisionador de hadrones, el cual acelera protones hasta el 99% de la velocidad de la luz y los hace chocar frontalmente con otros protones para producir energías ingentes que permitan simular las condiciones del nacimiento del Universo.

Como decía Arthur C. Clarke, brillante escritor de ciencia ficción, “la tecnología, en cierto grado de avance, puede llegar a confundirse con la magia”.
Bien, entonces, ¿cómo sería para un hombre del pasado, apenas de ahí, de la Edad de Bronce, encontrarse -de repente- con un helicóptero?
En esa época no había máquinas, casi ni conocían la rueda, ¿podría llegar siquiera a imaginar que se trata de algo creado por hombres iguales a él?

¿Lo tomaría por dios o demonio? ¿Podría tratar de entenderlo antes de salir en carrera o caer de rodillas?

Es obvio que algo así nos sucede cuando nos enfrentamos con algo que no podemos comprender.

¿Son en realidad los OVNIS naves de otros planetas?

Dejemos ir la imaginación un poco más, ¿serán naves terrestres del futuro que efectúan viajes al pasado (a nuestro tiempo) para estudiar cómo eran las cosas?
Algo similar a lo que nosotros hacemos con la arqueología que, a pesar de su gran avance, no es comparable con “máquinas del tiempo”.
¿Por qué no?, (desde luego estoy dejando de lado el método científico y colocándome en el de la especulación).

Ya montado en esa línea de pensamiento, le comento que recibo muchos correos en los que me dicen que hay algunos convencidos que vivimos en una simulación, algo similar a The Matrix.

¿Por qué no?, estamos especulando, ¿cierto?
Entonces voy a decir lo más exagerado que se me ha ocurrido y que hasta este momento no he compartido con nadie: todos nosotros, todo el Universo visible, somos menos que una simulación, no somos otra cosa que un cuento que alguna madre le hace a su hijo antes de dormir.

Nada existe en realidad, sólo somos un relato inventado por ella para tratar de hacerlo dormir, más o menos como si la Caperucita Roja del cuento tuviera la capacidad de pensar en lo que se está diciendo de ella.
¿Por qué no?

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