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Honduras
sábado, abril 27, 2024

Entre plañidos y chabacanadas

Lamentamos profundamente que nuestros gobernantes, siguiendo la tradición de administraciones anteriores, sigan pegando una suerte de aullidos sin méritos estimables al seguir con las cantaletas que revuelvan el estómago del pueblo hondureño mientras se debaten en medio del infortunio de la delincuencia, terror y pobreza. Muy a pesar de tener todo el derecho de expresarse, el señor ministro de Transparencia ha manifestado su opinión acerca de un expresidente de la república al promoverlo, al masajearle el ego, para quién sabe qué fin, al proponerlo como un ser donado por el destino para el bien de todos y calificarlo como “el líder más connotado del país”.

Aún no tenemos claro cuáles son los menesteres de este caballero, lo que sí vemos es que no halla cómo quedar bien con una suerte de anti-historia al comportarse como si no tuviese memoria y que, por cierto, también pasó por otras instancias de la administración pública sin pena ni gloria y hasta desmarcándose cuando las cosas se pusieron feas en su momento. Respetuosamente le sugerimos que mejor se dedique a sus funciones y que se dé cuenta que sus opiniones, sean acertadas o no a lo cual tiene derecho a expresar, sí repercuten en el alma de los hondureños que, en su mayoría, no quiere estar con esas bromas del socialismo del siglo 21 y más cuando mira esa riada de venezolanos que cruzan nuestro territorio y que, mientras se quedan aquí en su paso, se dedican a vender dulces o a pedir en los semáforos para huir de chavismo-madurismo en su propia tierra.

Los hondureños debemos ubicarnos, desde el más encumbrado hasta el más humilde; mientras haya delincuentes que amenazan la vida de los que trabajan honradamente, mientras haya locos sueltos que asesinan niños a machetazo limpio y a mujeres indefensas con armas pesadas de fuego, mientras desaparezcan jovencitas y no las hallen y sigan con esos lamentos a moco tendido por sus “líderes” sin querer ver la realidad, nuestro país va rumbo a una implosión social y tarde o temprano da mucho miedo que la población comience a perder la paciencia y haga justicia por su propia mano, causando anarquía y por ende ingobernabilidad. Le sugerimos carísimo lector que estas cosas debe evitarlas para no caer en ese vacío y recuerde también la fecha de la presente entrega, ya que, así como vamos, es lo que podríamos temer.

No es posible que un funcionario con tan alta investidura y con el bagaje y formación como el anteriormente aludido siga arrastrando a la población con la venta de una candidatura hacia una persona que ya en mal vista por la mayoría por su inadecuado comportamiento y decisiones en el presente Gobierno, aparte de su intromisión sobre asuntos trascendentales que nos tienen en vilo. No estamos en campaña, si acaso cada quien tiene su admiración por tal o cual persona, eso está muy bien, pero de allí a saltar como si estuviese en un bosque a medianoche con la luna de sangre y lanzar un plañido con todo y lamento nos parece una profunda falta de seriedad que desdora la imagen de tan caro caballero.

Mejor debemos proponer qué hacer con cada problema, hallar las soluciones en vez de parecer lloronas contratadas para lamentarse en velorio ajeno.

EditorialEntre plañidos y chabacanadas

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