Llama la atención esta declaración de un famoso comunicador mexicano: “Muchas personas quieren un pastel.
La vida les da harina, huevos, leche y hasta un horno, pero siguen sufriendo porque la vida no les da un pastel”.
Me recuerda un poco a un fragmento de la canción “Vive” de José María Napoleón;
“no dejes nada a la deriva, del cielo nada te caerá”. E inmediatamente me viene a la cabeza la frase de Aristóteles: “La excelencia nunca es un accidente. Es siempre el resultado de una gran intención, un esfuerzo sincero y una ejecución inteligente”.
¿Será que usted, yo y muchos otros que conocemos, somos de esas personas, tenemos absolutamente todo para conseguir lo que queremos, pero estamos esperando que esto nos caiga del cielo? Analicemos un poco… Para lograr alcanzar cualquier objetivo
por pequeñito que sea, necesitaremos algunas herramientas como salud, en primerísimo lugar.
Luego, la conciencia de querer esto, las habilidades o talentos necesarios, el entorno correcto, un poquito de suerte (un elemento que nos dice Morgan Housel en su libro La Psicología del Dinero, a veces ignoramos bajo la creencia de que no existe, un error muy grande según este exitoso autor) Y definitivamente también, un plan.
El caso de Michael J. Fox nos viene como anillo al dedo para ejemplificar un poco. No nació en el país correcto para lograr una carrera en el cine como la que estaba seguro de querer, así que hizo un plan y se mudó.
Tenía talento para la actuación así que se puso a estudiar para pulirlo y aún después de ser diagnosticado con un demasiado prematuro Parkinson (tenía solo 29 años), no dejó de trabajar en busca de lo que deseaba.
¿El resultado? Cinco premios Emmy y cuatro Globos de Oro, ha escrito cuatro exitosos libros, es el creador de la fundación con su nombre, dedicada a financiar la investigación de dicha enfermedad y fue nombrado Oficial de la Orden de Canadá (su país de origen), en 2010.
Entremuchos otros logros. Como podemos ver, el 90 por ciento de lo que estamos necesitando está bajo nuestro control, depende de nosotros, una gran ventaja sin lugar a duda.
Si ya tenemos salud, la cuidamos más de lo que cuidaríamos el tesoro de Barbarroja si lo encontráramos, porque sin ella las cosas se complican un poco.
Si no tenemos claro lo que queremos o si ni siquiera nos lo hemos planteado, el asunto empeora.
El talento ya lo traemos con nosotros gracias a los genes heredados, pero si no lo desarrollamos será lo mismo que no tenerlo. El entorno y la suerte los podemos buscar o crear nosotros mismos.
Desde luego que en papel se ve mucho más fácil de lo que en realidad es, en la vida real todo esto requiere un esfuerzo, y uno muy serio como nos dice el filosofo griego.
Pero ahí está y no es muy sensato esperar que los ingredientes se mezclen y metan al horno solos, tenemos que dejar lo que estamos haciendo ahora mismo, levantarnos y enfocarnos o definitivamente… no habrá pastel.