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sábado, abril 20, 2024

El fraude de Chivo Wallet

Chivo, en El Salvador, aparte del mamífero, significa en Honduras lo mismo que nuestro multiusos “cheque”, solo que reducido, quizá a “qué bien”, “excelente”, “bonito” y sinónimos similares.

Es la palabra favorita del presidente Nayib Bukele, y como padece del mismo narcisismo que Salvador Nasralla (quien bautizó con su nombre a su partido), decidió bautizar como “Chivo Wallet”, a la billetera electrónica con la cual, según él, en sus sueños más alocados, los salvadoreños empezarían a hacer transacciones comerciales con el bitcóin, pero resultó no solo un fraude, sino una acción criminal sofisticada para robar decenas de miles de dólares del erario público, aparte de que sus propios parientes, sin licitación (obviamente), se agenciaron el proyecto de crear la aplicación para el monedero digital y la instalación de las casetas en las cuales la gente podría cambiar por efectivo sus criptomonedas.

Este artículo lo escribo porque muchos hondureños realmente se derriten de amor por Nayib Bukele, cuando no es más que un prestidigitador, experto, ¡sobremanera  experto!, en la manipulación de la opinión pública y en el manejo de la imagen.

Solo déjenme recordarles que él fue el encargado de la publicidad y relaciones públicas del fallido gobierno de la izquierda salvadoreña, la exguerrilla del FMLN.

Pero bien, regresemos al tema.

El diario digital más citado de la región, El Faro, conocido por sus profundas investigaciones periodísticas, recién acaba de publicar otra de sus investigaciones, ahora sobre este fraude electrónico.

¿En qué consistió? Se los digo así rapidito: apostó por la moneda digital, sacó dinero del público y perdió 60% de lo invertido.

En primer lugar, Nayib Bukele nunca prometió (ni siquiera susurró en su campaña a la Presidencia) nada respecto a lanzar a ese pequeño y pobre país en la aventura descocada del bitcóin. En segundo lugar, la decisión fue inconsulta, unilateral, desoyendo a los expertos. Tomó dinero a granel de las arcas del Estado, con el servilismo de sus diputados que son mayoría en la Asamblea Legislativa, y ha gastado cientos de millones en su locura. Finalmente, como es sabido por todos, el bitcóin se ha desplomado.

Si todo eso fuera poco, ahora El Faro nos trae esta información: la aplicación de Chivo Wallet, y todo su sistema computacional operativo, fue construido para el desvío de fondos, incluso, se dejaron las puertas abiertas para el lavado de dinero sucio.

La billetera esa fue una aplicación que se programó por expertos en esos temas, para que la gente salvadoreña pudiera empezar a recibir dinero digital en sus cuentas. Había que descargar la aplicación y empezar a disfrutar del mundo financiero y monetario sin fronteras. Es más, el sinvergüenza del presidente depositó en cada cuenta de cada salvadoreño que abriera su monedero digital, de forma inconsulta, sacando dinero de la Hacienda Pública, como si fuera su propio negocio, $30.00, para iniciarlos en su aventura digital.

Si hay formas sofisticadas para robar siendo presidente de un país, a ese tipo se le ocurrió la mejor.

La aplicación automáticamente le depositaba el dinero con solo registrarse, únicamente debía proporcionar el número de su documento de identidad. Más de nueve millones de salvadoreños (seis en territorio nacional y el resto en el extranjero) podían tener su billetera digital. ¿Saben usted cuánta gente no tiene acceso a internet? Millones. Allí estaba el fraude. Muchos testaferros electrónicos, usando identidades de personas que no bajaron la aplicación, empezaron a utilizar los números de identificación de millones de salvadoreños, incluso el mío, y descargaron esos $30.00. Millones, así de claro.

El Faro ha mencionado en su investigación que el experto en aplicaciones que programó la “Chivo Wallet”, quedó aterrorizado por las peticiones de los familiares de Nayib Bukele que se encargaron del fraude: nada de medidas de seguridad, nada de protección contra hackers, ninguna restricción para perpetrar lavado de activos del crimen organizado internacional.

Estos días salió el dictador anunciando que Miss Universo 2024 se llevará a cabo en El Salvador. Más pan y circo.

No entiendo como un país que tiene endeudado el 87% de su PIB, podrá afrontar semejante reto. Lo que puedo imaginar es que, así como lo hizo Fujimori, el político de la barba terminará huyendo al país de origen de su padre con maletas llenas de dinero y dejando un país en crisis.

Por Carlos Alvarenga, abogado.

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