Los judíos son apenas unos 15 millones mientras que el Islam cuenta con 1500 millones y, si hablamos de cuántos árabes existen en total, podríamos calcular unos 2500 millones de personas. ¿Cómo es posible, entonces, que una comunidad tan relativamente pequeña tenga mucha más influencia y poder en el mundo? No es por el dinero, los capitales árabes -y de otras nacionalidades son inmensos- (especialmente después de que Alá les dejó bajo sus desiertos enormes reservas de petróleo).
Empecemos por el principio, nunca podré aceptar que exista una «raza superior» ni tampoco un «pueblo elegido». De igual manera creo que todos los seres humanos somos iguales por dentro, sin importar el color de la piel y lo que tengamos en el cerebro.
Inclusive aquellas etnias no favorecidas físicamente (como los pigmeos), todos somos seres humanos con los mismos derechos, las mismas obligaciones y, desde luego y sin lugar a dudas, todos valemos igual.
Qué pasa entonces con los judíos cuyo número no es significativo en relación a la población global (8 mi millones de personas, incluyendo todos los estúpidos y algunos infiltrados que se hacen pasar por seres humanos).
Algo notable -digno de tomar muy en cuenta- es la capacidad intelectual de muchos – muchísimos- judíos, sobre todo en relación al pequeño porcentaje de la población mundial, que es menos del 0.2%.
Wikipedia nos dice que: Los judíos constituyen un grupo que ha logrado tanto resultados como fama. Ellos alcanzan [solo] el 0.2 % de la población mundial, pero [no obstante representan] el 54 % de los campeones mundiales en ajedrez, el 27 % de los laureados con el Premio Nobel en física y el 31 % de los galardonados en medicina.
Los judíos forman el 2 % de la población estadounidense, pero [constituyen] el 21 % de la liga estudiantil, el 26 % de los premiados del Centro Kennedy, el 37 % de los directores de cine ganadores de Premios Óscar en la Academia de Hollywood; el 38 % de los filántropos líderes [i.e., sobresalientes] en la reciente[- mente publicada] lista de Business Week, [así como también] el 51 % de los ganadores del Premio Pulitzer en el campo de la no-ficción. [7o1]
Verdad que no hace sentido, hay algo extraño en todo eso. Comparemos cuántos árabes han ganado premios y reconocimientos similares. Sólo 15 árabes -incluyendo musulmanes y de otras creencias- han ganado el Nobel por diferentes ciencias y disciplinas.
Cuántos dijimos que son los árabes? 2500 millones, incluyendo los miembros del Islam. Y cuántos dijimos que son los judíos? 15 millones, cierto? No hay nada que pueda explicarlo, descartando aquello del “pueblo elegido”
¿Son más inteligentes? ¿Más disciplinados? Quedamos que todos éramos iguales, ¿verdad?
¿Cuántos negros hay en el mundo? Muchísimos más que judíos.
¿Cuántos han ganado el Nobel por alguna ciencia o disciplina? Siete personas, nada más.
¿Cuántos chinos hay en el mundo? Más de 1450 millones.
De nuevo, ¿Cuántos chinos han ganado el Nobel? apenas 12, incluyendo literatura y el de la Paz. Solo uno entre esos doce ha ganado por alguna ciencia. Y, así como los premios pueden ser un
indicativo de su capacidad intelectual -aunque quedamos en que no hay razas superiores- también su enorme influencia en la política y los negocios en el mundo entran en el campo de lo inexplicable.
Cierto que los negros han sido esclavizados y menospreciados en muchos lugares, lo cual es inmoral e imperdonable, pero ninguna etnia ha sido tan perseguida como los judíos, no sólo bajo el régimen nazi, pero bajo todos los regímenes en casi todos los países en donde se han asentado y florecido en todas las eras.
Actualmente en Myanmar, antes conocida como Birmania, el estado persigue a los llamados “rohingya” pero –con todo y lo lamentable que es la situación de esa pobre gente- es algo local no casi mundial, como ha sucedido con los judíos.
Aclaremos algo para los que acaban de llegar: Los judíos no son una raza, el concepto tiene que ver más con religión.
Después de la fundación del Estado de Israel (1948) ha habido cierta diferenciación entre judío e israelita pero, básicamente, ambos pertenecen al mismo grupo, el judío desde luego.
La Biblia los cataloga como el “pueblo escogido” no hay que olvidar por quién fue escrito ese libro; ¿por judíos desde luego, no se iban a poner como el pueblo “no elegido” cuando ellos estaban redactando el documento, cierto?
Pero, a mi modo de ver -y de otros analistas mucho más capacitados y preparados- no hay explicación para el “fenómeno judío”.
El consenso de muchos académicos y estudiosos anda por más o menos por aquí: “No se debe a un único factor, sino a una combinación de historia, cultura, valores y logros individuales y colectivos”. Pero, aun así, el asunto es admirable, intrigante y sorprendente.