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viernes, mayo 3, 2024

Dólares invisibles

En los últimos meses, Honduras ha sido testigo de un preocupante fenómeno económico que ha captado la atención de toda la ciudadanía: la escasez de dólares. Éste plantea desafíos complejos que van desde la estabilidad cambiaria, el impacto sectorial, hasta la seguridad de nuestros compatriotas en el extranjero, desencadenado cambios en las dinámicas monetarias del país. Aunque la devaluación del lempira frente al dólar puede mejorar la competitividad de las exportaciones, también incrementa los costos de importación y operación, lo que afecta directamente a todos los consumidores.

La autoridad monetaria se encuentra ante un dilema al tratar de armonizar la estabilidad cambiaria con el control de la inflación. La devaluación también aumenta el riesgo de una inflación importada, dado que los bienes y servicios provenientes del exterior se encarecen. Esto es experimentado por cualquier ciudadano cuando visita un mercado o comercio, donde rápidamente comprueba que ahora adquiere menos productos con la misma cantidad de dinero. No es sorpresa considerando que Honduras ahora importa hasta las mercancías más básicas, incluyendo frutas y vegetales. El colmo es que hasta bananos importamos.

La gestión de las reservas internacionales adquiere un rol central en este escenario. Aunque las autoridades monetarias insisten en la adecuación de nuestras reservas, los datos proporcionados por ellos mismos revelan una disminución significativa en los últimos meses. Esto podría representar un riesgo si las medidas dirigidas a mantener la estabilidad financiera del país no consideran la capacidad de amortiguar posibles impactos externos o asegurar la solvencia a nivel internacional.

Esto también se extiende a sectores clave de la economía hondureña, especialmente las empresas y comerciantes que ahora enfrentan mayores costos, lo que afecta su rentabilidad y, en última instancia, la salud del mercado interno. También afecta a los ciudadanos que requieren de divisas para sus actividades diarias, recordando que cerca de un millón y medio de hondureños residen en el extranjero; lo que inclusive podría generar numerosos riesgos para nuestros compatriotas, ya sea por motivos de salud, educación u otros comunes entre las comunidades migrantes.

Entonces, si de acuerdo con nuestras autoridades monetarias contamos con suficientes reservas y el mecanismo de venta de divisas es apropiado, ¿Por qué es tan difícil adquirir divisas? ¿Cuál es el propósito de mantener una circulación tan limitada? ¿Quién se beneficia con una política tan restrictiva? ¿Cuál es el razonamiento para impedir un mercado abierto que garantice las necesidades de la ciudadanía? ¿Qué impacto tienen estas restricciones en la economía nacional? ¿Qué medidas podrían implementarse para mejorar la eficiencia en la asignación de divisas y reducir la especulación en el mercado cambiario?

Cualquiera que sea la razón de esta crisis monetaria, es urgente encontrar soluciones para evitar un deterioro más acentuado para los ciudadanos y las empresas. A largo plazo habría que pensar en una diversificación de las exportaciones, lo que inicia por un apoyo decidido a la creación de nuevas industrias, teniendo en cuenta que actualmente la mayor actividad económica se concentra en los sectores comerciales y de servicios. Nuestro déficit comercial sigue creciendo por el estancamiento de las exportaciones, mientras que las fluctuaciones en los mercados internacionales de commodities y la incertidumbre política tampoco ayudan mucho.

Sería ideal que el país pudiese atraer más inversión extranjera directa para aumentar los flujos de divisas, fortaleciendo las reservas y alejándonos de la dependencia de las remesas, las que a largo plazo no serán una fuente sostenible de ingresos. Sin embargo, esto requiere de políticas públicas que respondan a las exigencias de una economía globalizada y a las necesidades de los inversionistas, especialmente en cuanto a estabilidad jurídica, seguridad personal, infraestructura y el suministro estable de energía a precios competitivos, entre muchas otras.

La escasez de divisas presenta desafíos significativos que requieren respuestas estratégicas y coordinadas, La comprensión de las dinámicas económicas subyacentes, junto con la implementación de políticas efectivas; todo ello esencial para superar esta situación y sentar las bases de un crecimiento económico sostenible y equitativo. La colaboración entre el Gobierno, sector privado y sociedad civil es fundamental para lograr esos objetivos, pero solamente será posible si se abre un proceso de diálogo nacional, sin posiciones binarias o condiciones previas, transparente, estructurado, con métricas claramente definidas y enfocado en los temas más urgentes para la nación. Para luego es tarde…

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