Sergio A. Membreño C.
Académico y ensayista
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@SergioaMembreo1
En la reflexión anterior definimos el concepto de liderazgo ético y esbozamos porqué es imprescindible para nuestro país. También discernir elementos que faciliten la construcción de ese liderazgo ético. Discernir es una palabra oportuna para los tiempos que vivimos.
En hebreo su significado es “doble chequeo, doble mirada”. Es llegar al fondo de las cosas, discernir la materia, el espíritu y los tiempos.
¿Es posible construir ese liderazgo en Honduras en el siglo XXI? Responder lleva a otro nivel más operativo, pero igualmente importante, a fin de propiciar el surgimiento de un líder ético en el cual las acciones ciudadanas, de empresa y de gobierno se fundamenten.
Un liderazgo que se difunda en todo Honduras, pero no desde la cúpula del poder, sino desde las bases comunitarias de la gente del campo y de la ciudad. Por eso el pensador Tomás Merton (1968) afirmaba en su libro “Fe y violencia” que el desarrollo local tenía que nutrirse de una visión universal, o sea que para resolver los problemas locales necesitamos resolver los problemas universales.
Construir ese liderazgo ético para una transformación nacional en sus niveles conceptuales, espirituales y humanos es el desafío principal de Honduras.
Otro camino no conduce ni al desarrollo ni a la justicia. El caudillismo que ha imperado en la sociedad hondureña y en los partidos políticos es muy elocuente. Ese no es el camino. Si el liderazgo es visionario, innovador y eficaz, respondiendo a las necesidades de la población, el desafío personal como ciudadanos es ser parte de ese liderazgo y contribuir intelectualmente y en la vida cotidiana a la construcción de ese liderazgo ético.
En ese sentido, ¿cómo construir ese liderazgo y cómo identificar esos liderazgos? Hay un nivel práctico pero existencial como país. En ese contexto, no hay duda de que la fragmentación de una sociedad expresada en polarización hace más difícil identificar y promover un liderazgo ético. Pero, no es imposible si se adopta la metodología adecuada.
Para ello, es imprescindible formar también liderazgos comunitarios como lo pensaba Alfonso Guillén Zelaya en su poesía “Lo esencial”. El accionar humano como modelo de ser trascendente.
No estamos partiendo de un esfuerzo incipiente, hay ya diversas iniciativas, valiosas, aunque dispersas. Tres ejemplos relevantes de diferente alcance y metodologías: primero, la experiencia de Visión Mundial en formar líderes a través del promotorado de liderazgo para el desarrollo con enfoque en mejoramiento de la vida y cultura de paz, impartido en los últimos 16 años, formando aproximadamente a 6,000 líderes en 10 departamentos de Honduras. Una capacitación de uno o dos años.
Visión Mundial basado en un liderazgo trasformador en el servicio y la ética fundamentado en la promoción de valores cristianos. Un pensamiento de Martin Luther King (1962) es pertinente porque la justicia debe ser comprendida como una fuerza ligada a la comunidad.
La visión del Dr. King de poder y comunidad es plenamente coherente. En tiempos de autoritarismo en América Latina, el pensamiento de Martin Luther King es actual: “El poder sin amor es abusivo… Y el amor sin poder es sentimental y anímico. El poder, en su máxima expresión, es el amor que implementa las demandas de la justicia…”.
Segundo, la formación de jóvenes en valores democráticos. El instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria (NIMD) tiene 12 años de organizar las Escuelas de Formación en Democracia (EFD), capacitado a aproximadamente 450 jóvenes en política y democracia con una metodología constructivista, incidiendo en la cultura democrática y el liderazgo trasformador, fomentando valores democráticos, diálogo y solución de problemas y una visión integral y de largo plazo. No hay duda, que la formación en jóvenes es necesaria.
Si las convicciones éticas son sólidas más que un acomodamiento al clientelismo político, ese capital humano es un factor de transformación. Necesitamos como país más ejemplos en esa dirección.
Y tercero, la Asociación Hondureña al Rescate de los Valores y la Moral (VALMORAL), orientada a las empresas y al ciudadano, y que desde 2008 orienta, se trabajó para promover la ética y los valores morales. Su lema es “La sociedad necesita valores morales”. Es necesario que la integridad sea parte intrínseca de ese liderazgo, porque la formación de una generación de ciudadanos con valores éticos fortalece el éxito en la lucha contra la corrupción, problema central en la gestión pública hondureña, que se extiende a todos los sectores sin excepción.
Finalmente, destaco que el rol de las iglesias es fundamental en la formación de un liderazgo ético, porque es el capital humano para la transformación. Hay un sentido de urgencia, pero también de coherencia en la formación de un liderazgo ético. Probablemente, nos llevará muchos años, pero es importante ampliarlo, profundizarlo y orientarlo de manera intencionada y no dispersa, con visión, fe y determinación.