Por Otto Martín Wolf
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Hace más o menos cinco mil años, en Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates, surgió la que es considerada primera civilización urbana de la humanidad, los fabulosos sumerios. Ahí, además de muchos inventos como la popularización en el uso de la rueda, la escritura, las primeras leyes escritas, matemáticas, etc., también imaginaron unos cuantos dioses. Ki, diosa de la Tierra, Lama diosa personal de Gudea, Nanna y muchos otros más, altamente especializados (del agua, el sol, el vino, etc.)
Era muy temprano en el desarrollo de la civilización como para buscar una explicación científica a los muchos fenómenos que enfrentaban en su diario vivir. De dónde vienen los rayos, la lluvia, dónde vamos al morir etc. La “fórmula divina” (los dioses) era la perfecta respuesta a cualquier misterio. ¿Creía el pueblo sumerio en esos dioses? Sip. ¿Les rezaban? Sip. ¿Eran verdaderos esos dioses? ¡Noup!
Los egipcios también tenían una buena cantidad de dioses. Ra, dios del Sol, Amón, dios de la ciudad de Tebas, Osiris dios de la resurrección, Isis diosa de la vida y muchos más. ¿Creía el pueblo egipcio en esos dioses? Sip. ¿Les rezaban? Sip. ¿Eran verdaderos esos dioses? ¡Noup!
La lista sigue y sigue. Griegos, mayas, incas, hindúes, vikingos; las civilizaciones, culturas, inclusive pueblos pequeños, a lo largo de la historia todos han tenido su buena dosis de dioses. ¿Creían todos esos pueblos en sus dioses? Sip. ¿Les rezaban? Sip. ¿Eran verdaderos esos dioses? Noup!
¿En el presente, todos los pueblos tienen dioses? Sip. La mayoría tiene uno o más dioses, algunos parecidos, otros muy diferentes. ¿En la actualidad, creen en esos dioses? Sip. ¿Les rezan? Sip. ¿Son verdaderos esos dioses? Ahora la gente cree que todos esos dioses del pasado eran falsos y que solo el de ellos – el actual- es el verdadero. También piensan que todos los dioses adorados por otras religiones son falsos. Basados en la historia, es seguro que todos los dioses -actuales- también sean falsos y que en el futuro vayan a ser vistos de la manera en que nosotros vemos los del pasado. ¿Con ese simple razonamiento, aceptan sus creyentes que los dioses actuales sean falsos? ¡Noup! ¿Son los nuestros, por lo tanto, sí son verdaderos, cierto?
En la actualidad existen cinco religiones mayoritarias, con sus respectivos dioses, algunos muy parecidos, otros diferentes. ¿Son verdaderas esas cinco creencias o supersticiones? ¡Noup! No pueden ser cinco diferentes y todas verdaderas, por lo tanto, lo más seguro es que todas sean falsas. Nos negamos a creer que lo nuestro pueda también ser un mito, aunque haya registros históricos de dioses que nacieron, vivieron y murieron en las mismas circunstancias, centenares o miles de años antes.
Horus, antiguo dios egipcio nació un 25 de diciembre, de la virgen. Isis-Meri, su nacimiento fue acompañado de una estrella en el Este, la cual ayudó a tres reyes a ubicar y adorar al recién nacido. A los trece años fue bautizado por alguien llamado Anup. Realizaba milagros como curar a los enfermos y caminar sobre el agua. Era conocido con varios nombres: La Verdad, La Luz, El Hijo Elegido de Dios, el Buen Pastor y muchos otros. Fue traicionado por Typhon y crucificado, enterrado y resucitó a los tres días.
Osiris, dios egipcio, tuvo una vida muy parecida a la de Horus, madre virgen, estrella, reyes, traición, muerte y resurrección. Bautizado en el río Larutana (hoy río Jordán), por Anup el Bautista. Fue traicionado por Tifón, crucificado entre dos ladrones, sepultado con resurrección, también a los tres días. Mitra, Buda, Attis, Dionisio, Krishna, Heracles, Zoroastro, Vyasa, y muchos otros dioses tuvieron una vida similar a Horus, todos hace mucho más de dos mil años, algunas de sus leyendas se remontan a tres y cuatro. Pero, claro, todos ellos fueron falsos, solo los de ahora son verdaderos. Lo lamento y en cierta forma me duele que mucha gente no pueda ver el origen de sus dioses como algo reciclado y repetido una y otra vez a lo largo de la historia. Creo que son muy pocos los que, habiendo sido adoctrinados desde niños, llegado el momento y ante la evidencia histórica de dioses con las mismas características, se atrevan a investigar más a fondo y a comprender que su dios es un mito, nada más.
Eso permite que muchos caigan víctimas de comerciantes de leyendas, de autodenominados representantes y voceros de esos dioses; sacerdotes, pastores, profetas, apóstoles y varios títulos más. Dioses que, dicho sea de paso, predicaban humildad y desapego de cosas materiales, pero cuyos voceros del presente hablan lo mismo, aunque viven como magnates. ¿Cómo serán vistos en el futuro los dioses actuales, digamos dentro de dos mil años? Me atrevo a profetizar que serán tomados como mitos, tal y cual Horus, Osiris y todos esos son considerados ahora.
Los creyentes contemporáneos tienen una gran ventaja que les permitiría diferenciarse de todos esos pueblos ignorantes del pasado, la ciencia sabe cómo se producen los rayos, de dónde viene el agua de lluvia y la mayoría de los fenómenos naturales; en el presente ya no tienen por qué bailar la danza de la lluvia para que llueva o formar cadenas de oración para que deje de llover. Los conocimientos podrían servir para llevar un poco de luz a sus mentes poseídas por supersticiones.
Pero, una vez enquistadas en el cerebro son casi imposibles de erradicar, esa es la triste verdad.
