Columna de opinión por: Nahún Moreno (Economista, investigador y académico)
En Honduras, al igual que en el resto del mundo, representantes del sector público, del sector privado y de las centrales gremiales obreras, se reúnen año con año para analizar la situación económica general con el propósito de establecer puntos de acuerdo para fijar los incrementos en los salarios mínimos de las diferentes actividades productivas del país.
Este ejercicio colaborativo para la fijación del salario mínimo impacta también la línea del resto de los demás salarios, clase media, entre otros, ya que de esto dependerá el punto de partida para poder establecer algunos acuerdos que traten de mantener y sostener un macro equilibrio económico que ponga en control aspectos inflacionarios, aspectos de consumo y aspectos de actividad económica en general.
Cuando se establecen este tipo de acuerdos y se fijan las bases para poder determinar los parámetros de incremento a los salarios en el país, se toman en cuenta diferentes factores de naturaleza económica, aspectos que tienen que ver con el control de la pobreza, aspectos que tienen que ver con la línea de movilidad social, el mejoramiento en cuanto a la línea de bienestar, aspectos de control fiscal, política monetaria del país, entre otros aspectos que también se incluyen como aspectos inflacionarios, el control del consumo, la oferta y la demanda del dinero.
Los grandes pensadores y quienes sostienen los equilibrios económicos en un país, en este caso, quienes rigen aspectos de economía, finanzas y los bancos estatales buscan siempre sostener un equilibrio, ya que existen diferentes tipos de tesis y pensamientos económicos que indican que hay que cuidar mucho el establecimiento de los techos para el incremento de los salarios per cápita, ya que esto podría derivar en una desigualdad, en un incremento de la desigualdad y es por ello que las negociaciones siempre buscan un macro equilibrio en todos los aspectos y en todas las aristas económicas que competen para este tipo de negociaciones.
El referente y gran pensador, desarrollador de la economía moderna, Simon Kuznets, ganador del Premio Nobel de Economía en 1971 y un admirado profesor en materia económica de las más importantes universidades en el mundo, creó y se destacó principalmente por su teoría sustentada e ilustrada en la famosa curva de Kuznets.
Esta curva establece, en efecto, que un incremento en el salario per cápita podría en el corto plazo generar una mayor línea de desigualdad, o mejor dicho, podría coadyuvar en que exista una mayor desigualdad, pero solamente en el corto plazo, y que en el largo plazo esta línea dejaría de ser o coadyuvar en una marcada desigualdad y se convertiría al final, en el largo plazo, en una línea de crecimiento económico y en una línea de camino a una economía saliente del subdesarrollo y potencial desarrollo.
Resulta interesante y coherente para estas líneas de investigación mencionar el pensamiento y los desarrollos de Kuznets, pues nos deja bastante claro el mensaje de que no debe de temerse el hecho de buscar una mejoría e incremento en los salarios per cápita de las personas, puesto que, si bien es cierto, crearía no tan alentador en el corto plazo y sobre todo en economías subdesarrolladas, donde la concentración del capital y la concentración del dinero es mayor, pero no debería ser nuestro principal foco de atención, puesto que, si bien es cierto, generarían en una primera etapa una línea de desigualdad, en el mediano y en el largo plazo estaría colaborando para generar mayor actividad económica que permita, al final, obtener un mayor crecimiento económico y, junto con ello, un alejamiento de los índices elevados de pobreza y una cercanía al mejoramiento económico de los índices, país en general.
El mismo Kuznets exponía que el crecimiento económico se obtiene cuando una economía es capaz en sí misma de generar nuevas actividades económicas que permitan establecer mejores valores agregados y que permitan a la propia economía de país establecer una mayor línea de crecimiento.
Lo que esto nos quiere decir es que la solución para un mayor bienestar económico de los países está dentro de su misma gestión económica, generando sin temor lo que él llamaba como la línea de crecimiento económico, iniciado por un primer paso que es incrementar los salarios para que la clase formal tenga mayor acceso a consumo e inversión y que, si bien es cierto, la primera etapa de este tipo de acciones conllevarían a que se vuelva aún más marcada la línea de desigualdad, pero al final se generaría tal crecimiento económico, a través de la generación de empleo logrando bienestar.