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martes, enero 21, 2025

Cuba… Sin luz y sin esperanza

El viernes de la semana antepasada la isla entera se quedó a oscuras. No, no fue un acto de sabotaje, tampoco un huracán, ni siquiera falta de combustible; simplemente las centrales eléctricas que hace más de cuarenta años les regaló Rusia, como un viejo enfermo que se muere, se negaron a seguir funcionando.

En todo ese tiempo desde el regalo hasta la fecha, Cuba -quiero decir su dirigencia- jamás previó lo que está sucediendo o, si acaso alguien mencionó paneles solares, energía eólica o cualquier otra fuente energética, seguro lo calificaron de traidor por haber expresado dudas “contrarrevolucionarias”.

Desde luego que los hoteles de lujo (a los que los cubanos sólo tienen acceso como empleados y que en su mayoría pertenecen a la familia Castro y a la alta dirigencia comunista) esos sí tenían energía, proveniente de sus propias plantas, lo mismo que las mansiones y casas privadas de los jefes.

El problema eléctrico de Cuba no se resolverá fácilmente, sobre todo porque, además del equipo obsoleto, la falta de combustible ha aumentado debido a que los países “amigos”, como Venezuela, ya no están seguros de que se lo van a seguir regalando, hundidos como están en su propia crisis.

¿Qué esperanza tienen los cubanos en Cuba? Ninguna, no hay salida a una crisis que se inició hace ya más de cincuenta años, con libretas de racionamiento, falta de libertad y falta -también- de casi todo.

La falta de electricidad no sólo tiene que ver con la oscuridad nocturna. Las refrigeradoras no funcionan, se pierden los alimentos en las casas y aquellos cuyas estufas son eléctricas tampoco pueden cocinar.

De todas maneras -diría un cínico- desde hace tiempo no hay mucho que poner en las ollas. En una nueva demostración de la dictadura, el gobierno anunció que no aceptará protestas. De todas maneras, ¿de qué les sirve protestar? Cuba, lamentablemente, no tiene esperanza.

Lo único que pueden hacer los cubanos es irse; en el último año un diez por ciento de su población de diez millones de personas -más de un millón de personas- se fueron, dejaron el país en busca de alimentos y libertad.

Esos apátridas cuyo destino en su mayoría son los USA, no sólo encontrarán una mejor vida pero también enviarán remesas a sus familiares en la isla -divisas que mantienen la economía- lo que comprueba que es un gran negocio de los gobiernos exportar gente, como estamos haciendo también nosotros.

Cuba es ya el país más pobre de América y aún no toca fondo, todavía se pueden morir de hambre. Hace unos meses el gobierno (tragándose el orgullo revolucionario) solicitó ayuda para poder alimentar a los niños, ante la falta de leche y otros nutrientes.

Cuba no tiene solución pero eso es problema de los cubanos -diría otro aún más cínico-. La tragedia cubana -no obstante- debe servir para hacernos algunas preguntas, mejor dicho, para preguntarle a nuestro propio gobierno y los fanáticos del comunismo, por qué insisten en tratar de copiar ese fracaso.

Si quieren copiar a países comunistas exitosos, copien Vietnam. Ahí reina el Partido Comunista pero es una nación rica, donde la gente tiene mucha comida y esperanzas de una vida mejor. O, copien países que antes eran pobres (y hasta miserables) como Singapur, que en una generación pasó de extrema miseria a extrema riqueza. ¿Por qué diablos insisten en copiar a Venezuela o Cuba? Si el deseo es quedarse en el poder, ahí también tienen el ejemplo de China, no hay libertad política pero hay comida, esperanza, futuro.

Aún en la vecina Nicaragua existe libertad de empresa, no se parece en nada a Cuba, la gente puede emprender sus negocitos sin problema… nada más no se meta a política opositora porque le confiscan sus propiedades, le quitan la nacionalidad y lo mandan fuera. Pero, aunque suene duro, es preferible el estilo Nicaragua al fracaso del modelo cubano.

¿Por qué, pregunto de nuevo, no tratan de copiar sistemas económicos exitosos? La misma Rusia, con un dictador de más de 25 años en el poder, no tiene las crisis que enfrenta Cuba y los cubanos.

No hay libertad pero hay comida. Porque, desde luego, si de escoger entre las dos se trata: libertad o comida la respuesta es obvia. Sépanlo y entiéndalo aunque les duela: Jamás van a derrotar al sistema capitalista, que va más allá de los odiados Estados Unidos.

Europa, Sudamérica, Asia e inclusive África, tienen regímenes capitalistas, como la misma China, ejemplo magnífico de un gobierno “comunista” y una economía totalmente capitalista.

No arruinen más a Honduras copiando sistemas fracasados, copien sistemas exitosos y, cuando tengan oportunidad, enciendan una vela por Cuba.

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