Latinoamérica debe sacudirse de ciertas conductas que llevan a sus países a permanecer postrados y que, dentro de cada uno de ellos del cual Honduras es hasta ejemplo, existe una pequeña cantidad de ricos, de poderosos que son capaces de mover sus influencias para no perder el paso, para no perder su comodidad o como dicen los psicólogos, no salirse de su “círculo de confort”. Pero cuidado, porque el hecho de ser ricos no tiene absolutamente nada de malo, esa es la idea del capitalismo, que todos puedan acceder a la movilidad social y se dan también muchos casos de personas emprendedoras y visionarias que nacieron en cunas humildes y hasta en petates y ahora son personas que poseen un patrimonio admirable a puro esfuerzo y honradez.
Sin embargo, las nuevas generaciones, los hijos y hasta los nietos de aquellos que en su tiempo entendieron que para crecer, debían también hacer crecer a su comunidad, brindando apoyo en los momentos difíciles como el que estamos viviendo por las lluvias, proveyendo empleo a las comunidades para que estas a su vez también crezcan bajo un sano liderazgo, ciertamente eso es lo que se necesita ahora más que nunca. No es cosa de ponerse románticos, más bien hay que ponerse manos a la obra, en especial desde el corazón de los jóvenes, que son terrenos fértiles para motivarles a hacer el bien, perfectamente se ha visto muchachos y jovencitas repartiendo alimentos, recaudando víveres en las calles, aportando con su fuerza de trabajo en cocinas para los más necesitados, cuidado a pequeños bebés en sitios de difícil acceso, son ellos los que deben ser admirados porque sus corazones no tienen sembrada la semilla del mal.
Ya la juventud hondureña debe salir de la alienación a la que los quieren someter mediante una anticultura por medio de mensajes en redes sociales, por medio de anti-música de personas de una reputación mala que no admite dudas y que la sociedad actual más bien les da premios por las estupideces y rebuznos que emiten en medio de cosas a las que ellos llaman “canciones”. Es a lo que los especialistas les llaman “farándula estúpida”, porque paraliza el corazón humano y lo pervierte, lo hace indiferente y el sistema los agasaja con admiración hasta la locura, de ahí que nuestros hermanos mientras tanto, deben sufrir de calamidades que se pueden prevenir incluso con gobiernos solidarios, conscientes y atingentes con las soluciones, dando respuestas efectivas, rápidas y permanentes.
Nada de malo tiene el hecho de ser rico, nada de malo es el de vestir una bonita camisa, pero si se es capaz de quitársela para dársela a los necesitados es un mérito que resuena hasta lo más profundo del Cosmos, donde el Universo se mejoró por haber cubierto la necesidad de un hermano, de un compatriota y que la responsabilidad de todos y de los gobernantes se cumpla a favor de las mayorías, la cual aún nos desconcierta que siga aplaudiendo a las personas equivocadas cuando más bien todos debemos ponernos a trabajar viendo hacia el mismo destino que es la paz, en el camino encontraremos más cosas buenas como la justicia, la prosperidad pero hay que empezar a recorrer el camino.