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martes, mayo 21, 2024

Como comerse un elefante

Por Enrique Zaldívar
2050 Comunicaciones

Hoy en día vivimos abrumados. El estatus, o bien el “qué dirán” se ha apoderado mucho de nosotros, al grado de ponernos metas imposibles, llegando a un cansancio extremo, donde perdemos el sentido de nuestras vidas.

Cada vez que tengo la oportunidad de hablar con altos gerentes, o dueños de empresas, y les muestro mi admiración por cómo ellos manejan sus agendas, siempre les hago una pregunta, casi obligada: ¿Cómo haces para que te rinda el día?

Muchas respuestas, muchas opiniones. Algunas de ellas simpáticas como el que una vez me dijo, pues cuando se acaba el día “hice lo que se hizo y lo que no, paso al día siguiente”, con tal naturalidad y convicción que me lo dijeron, que sentí que debía asimilar mejor tan obvia respuesta.

Sin embargo, si hay metas reales en el día a día que debemos esforzarnos para lograr y es en ellas que puedo hablar del aprendizaje de “Cómo comerse un elefante”. Esto viene de un libro de negocios que me obsequiaron llamado “Cómo poner el elefante en su bolsillo”.

La respuesta, sin duda, es comerlo en filetes. En trozos. Muchos trozos que debemos saber lograr, ordenar y esperar que le llegue su turno. Para ello se ocupa mucha paciencia, cosa que cada día tenemos menos.

La paciencia de saber que estamos con algo mucho más grande que nosotros nos ayuda a entender que la dimensión de la tarea no debe abrumarnos, sino que cuando es grande debemos aprender a ser sistemáticos.

He aprendido a ser sistemático. Y las empresas lo necesitan mucho, porque una vez que usted crea un método para que las cosas funcionen de manera regular y permanente, es cuestión de tiempo para que los resultados se den.

Esto puede aplicarlo a grandes tareas, al manejo de emprendimientos, cobros, contabilidad, diseño o lo que sea que piensa realizar, piense en esa gran tarea, dividida en trozos y realizándola de manera sistemática.

¡Allí está la clave! Recuerdo una temporada que tenía exceso de peso y la nutricionista me puso bajar más de ochenta libras, ¡Creí que eso era imposible! Y lo primero que se me ocurrió es ponerme en huelga de hambre hasta que llegue al peso ideal.

Pero ella me aclaró varias cosas: No vas a bajar en dos meses, lo que subiste diez años. Y me enseñó a calcular cuánto debía rebajar por semana. Le diré que tocaba rebajar 1 o 2 libras a la semana. Estamos hablando de 5 al mes. ¡Pero en dos meses, vaya que se notaba una gran diferencia!

Me dijo, hacer el esfuerzo de un solo, puede enfermarte más bien (igual pasa en las tareas en las que nos tiramos de todopoderosos). Cuando hacemos el proceso paso a paso y de manera sistemática, los resultados llegan.

Y efectivamente, logré la meta. Y me dio otra, mantenerme. Pero allí aprendí que la disciplina, la consistencia, la paciencia, son las herramientas principales para lograr grandes cosas.

¡Para poder comerme un elefante! Hoy día, muchos emprendedores quieren hacerse ricos de la noche a la mañana. O venden sus vidas a cambio de dinero fácil. La grandeza está al alcance de todos, si estamos dispuestos a pagar ese precio.

Cuando sienta que tiene el mundo en sus espaldas ¡no se abrume!, piense cómo puede comerse el elefante. ¿En cuántos trozos debo dividirlo? Cada cuanto me comeré un bocado y de esa manera sentirá que ha comenzado un proceso, sin agobio, que le llevará felizmente a la meta.

Hacer grande su empresa, también lo es. ¡En lugar de abrumarse, abrace el proceso! Y póngale disciplina a ello.

 

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