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sábado, mayo 4, 2024

CIERRE DE TERAPIA

Cada proceso terapéutico es único, diferente para cada persona, aun teniendo un encuadre o enfoque de terapia similar, las características de personalidad, historia de vida, temas en común, hacen que el proceso y el cierre sean particularmente distintos.

Si en verdad es algo incómodo para el paciente tomar la decisión de comenzar un proceso de terapia, resulta también incómodo y provoca incertidumbre concluirlo. Para escribir este artículo, pedí ayuda de algunos pacientes y tuvieron la gentileza de escribir unas líneas de cómo experimentaron ellos el cierre de terapia.

Niña: una semana antes de terminar, mi terapeuta me mencionó que ya estaba mucho mejor, porque me evaluó de nuevo y los resultados de mis pruebas eran muy diferentes a los del inicio, yo me sentía feliz de haber superado mi tristeza, pero a la vez me desesperaba pensar que no podría volver a terapia, me explicaron que cuando necesitara hablar tenía la puerta abierta y eso me dio más tranquilidad.

Hombre: sinceramente no quería que terminara el proceso, yo sabía que podía continuar solo, porque los síntomas de ansiedad habían disminuido muchísimo, pero el vínculo que se genera con el terapeuta es algo fuerte y da temor soltar esa seguridad que da el espacio y la calidez que hay en esa oficina. Aún mantengo contacto con la terapeuta, le comparto mi nueva ‘playlist’, memes, podcast, le mando prueba de las tareas que aún mantengo como un estilo de vida que aprendí en terapia.

Mujer: son emociones encontradas, hay alegría, nostalgia y un poco de temor, pero se siente bien poder cerrar, reconocer el antes y el después de terapia, ver el resultado de lo necesario y útil que fueron cada una de las sesiones. Saber que de ahora en adelante puedo sola crear una mujer versión de mí misma, eso es satisfactorio.

Mujer: sanar requiere aprender a confiar en tu proceso, a saber qué hacer en el tiempo y desarrollar el amor a uno mismo. En terapia se debe agradecer cada lección y cada paso, porque la terapia no es la sesión en sí, sino lo que se hace después de ella con las herramientas y anclajes aprendidos. Al hacer el cierre me doy cuenta de que es posible que la herida por la que llegué ya no maneje mi vida, porque al exponerla, sentirla e identificarla la hago consciente y pude trabajar en ella.

El cierre terapéutico es una parte más del proceso y necesita también darle una importancia significativa, aunque no sea un final permanente, es el fin de una etapa, y después de lograr mejorar la calidad de vida de la persona, se debe elegir un buen cierre, haciendo ver al paciente que ha desarrollado las competencias necesarias para continuar solo y con un monitoreo a la mano, cada vez que lo necesite.

Si tienes algo por comentar sobre este tema o algo más, escríbenos a [email protected]

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