21.6 C
Honduras
miércoles, mayo 15, 2024

LA INDEPENDENCIA DE LOS ESCLAVOS DE HOY

En la actualidad, la esclavitud roza los 50 millones de personas en el mundo en edad de trabajar, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ésta no ha dejado de existir y seguirá existiendo y la realidad social invita a pensar que se incrementará con el paso del tiempo. Esta forma de servidumbre es de tremenda actualidad la vemos en las calles, las casas, el mar, el campo; está en todas partes.

En muchos hogares se vive la esclavitud de los empleados de hogar, esas personas que laboran en el servicio doméstico con apenas derechos, viviendo al margen de la formalidad laboral siendo explotados por unos empleadores que hacen con sus derechos lo que quieren. Interminables jornadas de trabajo, míseros salarios, irrespeto a cualquier derecho laboral en general, todo bajo la vista gorda de los gobiernos. Son esclavos, muchas veces invisibles, pero al final esclavos, muy parecidos a aquellos de la época colonial, sólo que viven entre nosotros en pleno siglo XXI. No llevan cadenas atadas a los pies, llevan las cadenas de esclavitud legalizada.

La mendicidad forzada es otra forma de esclavitud, la vemos en calles, semáforos, en las plazas, forma parte del día a día de cualquier país en vías de desarrollo. Nunca nos preguntamos ¿cuántas de esas personas adultas o menores son obligadas a trabajar en la mendicidad, pidiendo monedas para sí o para otro que los explota? ¿Qué es real y qué es ficticio en este dantesco cuadro?, ¿cuánto hay de verdad, cuánto de mentira? y sobre todo ¿cuánto hay de esclavitud? Obligar a una persona a mendigar para obtener un beneficio económico es execrable… hay que tener muy pocos valores y pocas tripas para dedicarse a este innoble oficio; pero hay personas que viven de ello. Recuerdo un personaje que obligaba a mendigar a su mujer, hija y suegra en las calles de Madrid, el personaje en cuestión facturaba más de cinco mil euros al mes, gracias a esta “mendicidad organizada” …cobraba el beneficio social del paro y al cabo de un tiempo regresó a su país de origen, Rumania; una vez cumplida con su misión… jamás olvidaré eso.

Hace unos años, en Tenancingo (del náhuatl “pequeño lugar amurallado”), Tlaxcala, México, se dio el caso de una red de explotación sexual de mujeres, un negocio que, según los medios se manejaba ¡a nivel municipal! La mayoría de las personas reclutadas para la prostitución provenían de otros estados mexicanos y de Centroamérica. Chicas jóvenes captadas para ejercer la prostitución. Después de un tiempo, expuestas a abusos y malos tratos, las víctimas esperan que el peso de la justicia caiga sobre sus verdugos; pero saben que esto no será posible mientras las mismas autoridades de Tenancingo protejan delincuentes amparados por el poder y fortuna que han amasado con abusos y violencia y corrupción. En la actualidad, México ocupa la quinta posición en el mundo por este delito, más del 90 % de los casos registrados son de mujeres. Los principales estados donde se presenta la trata de mujeres son Tlaxcala, Baja California, Tamaulipas y Guerrero. Mientras esto sucede, en los países de origen de las víctimas, estos hechos no son un problema ¡simplemente no interesa la esclavitud sexual de las mujeres migrantes!

En los últimos años y en concreto desde los atentados del 11-S, se ha puesto de moda la seguridad privada, llegando a eclipsar en muchos espacios a la seguridad pública. Los miles de guardias que trabajan en seguridad privada en nuestros países tienen jornadas laborales de verdaderos esclavos, unos horarios medievales, que no hacen más que reflejar que vivimos en un sistema con una ¡cultura colectiva esclavista!, da la sensación de que esos guardias que velan por la seguridad nuestra apenas tienen derechos y vemos “normal” que vivan en la precariedad, atados a un salario miserable; esperando a alguien que los libere.

Todo lo anterior resulta asqueroso, pero no podemos olvidar a la niñez. La esclavitud infantil es una triste realidad y preocupa en todo el mundo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 160 millones de niños realizan trabajos forzados o tareas inadecuadas para su edad, poniendo en peligro su integridad física o emocional siendo apartados de la escuela. Estos niños suelen vivir entre la violencia, abusos sexuales y una extrema pobreza, son tratados como objetos por aquellos que los explotan. La situación en la que se encuentran los menores destruye su infancia dejando secuelas físicas y psíquicas para el resto de su vida. Esclavos para ejercer la prostitución, pago de deudas, tráfico, trabajo en minas y campos, soldados, matrimonios forzosos y narcotráfico; en estas actividades encontramos muchos de ellos. Los niños esclavos son vendidos en muchas ocasiones por sus propios padres a cambio de dinero o promesas de una vida mejor a personas sin escrúpulos, que luego los revenden a otros o los explotan de alguna asquerosa forma.

En el mes de la independencia celebramos la separación de la corona española, pero la vieja figura de la esclavitud tal y como la trajeron hace quinientos años aquellos conquistadores persiste en el alma del ser humano, está ahí, lista para perpetuar la explotación del hombre por el hombre. Es importante hoy más que nunca gritar ¡libertad! no más esclavitud… independicémonos de la esclavitud.

“¡Esclavo es aquel que espera por alguien que venga y lo libere!” Ezra Pound.

- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: