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martes, abril 30, 2024

BIEN COMÚN

El año pasado la administración Biden autorizó una ley conocida como “Chips Act” que tiene como objetivo atraer a ese país inversiones para el desarrollo y la producción de microprocesadores a través de diversos incentivos, incluyendo un Fondo Internacional de Innovación y Seguridad (Fondo ITSI). Recientemente y como resultado de dichos mecanismos, el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció un acuerdo mediante el que se está asociando con Costa Rica con el propósito de “explorar oportunidades para diversificar e incrementar el mercado mundial de semiconductores y microprocesadores y su cadena de suministros en forma transparente, segura y sostenible”.
Dicha asociación surge en medio de una dinámica geopolítica mundial compleja e inédita, sobre todo cuando existen esfuerzos marcados de países en nuestro continente de despegarse de la dependencia asiática en cuanto a chips y otras tecnologías, lo que ha motivado un movimiento conocido como “nearshoring”, sobre el que hemos escrito ampliamente en otras ocasiones. Nos parece oportuno resaltar dos puntos de esta noticia que son especialmente importantes para Honduras durante esta época de incertidumbre y de complejidades económicas a nivel global.

En primer lugar, este tipo de acuerdos manda un mensaje positivo a la comunidad mundial de negocios sobre las condiciones que existen en ese país y su voluntad de integrase a los mercados globales. Sobre el particular, el presidente de Costa Rica declaró que “los Estados Unidos reconoce a Costa Rica como un lugar seguro, un buen lugar para invertir nada más y nada menos que en la producción de microprocesadores, y somos una de las pocas naciones en recibir el reconocimiento Chips and Science Act”. Mientras que la Embajadora de Estados Unidos en ese país manifestó que “Estados Unidos ve a Costa Rica como un socio para garantizar que la cadena de suministro de semiconductores pueda seguir el ritmo de la transformación digital en curso. Nuestro anuncio de esta colaboración subraya el relevante potencial para expandir esta industria en Costa Rica, en beneficio de nuestros dos países”. Vemos pues que el anuncio le sirve al país hermano para promover su imagen como un lugar que ofrece estabilidad y seguridad jurídica, y que está abierto a la cooperación de países más desarrollados.

El otro aspecto que nos pareció particularmente relevante de esta noticia es que ambos gobiernos han acordado iniciar dicho proceso “con una revisión del desarrollo actual de la industria de semiconductores, el marco regulatorio y las necesidades de mano de obra e infraestructura nacionales. El resultado de esta exploración proveerá información sobre la futura asistencia en el desarrollo de este sector crítico”. Esto significa que Costa Rica está abierta a recibir los insumos, recomendaciones y demás elementos necesarios para adaptar su marco regulatorio, mano de obra e infraestructura a las necesidades del mercado, específicamente en lo relacionado a esas inversiones tecnológicas.

Los ticos entienden que el país es quien debe adaptarse a las demandas del mercado y tienen claro que en estos temas la competencia es mundial; por eso están dispuestos a realizar las reformas, ajustes y demás acciones necesarias para atraer inversiones que, además de ser económicamente sustanciales, también le conceden al país una oportunidad de acceder a una transferencia de tecnologías que eventualmente le servirán para otras industrias y para atraer aún más inversión.

Evidentemente en este esfuerzo los Estados Unidos, además de la voluntad del gobierno costarricense, percibe que ese país cuenta con una masa laboral competente y preparada para asumir los retos que implican estas inversiones, que requieren de una cantidad importante de personas técnicamente calificadas para desarrollarlas y de una infraestructura estable y eficiente que asegure la continua operabilidad de las empresas. Sin duda, en este empeño, Honduras enfrenta desafíos significativos para siquiera aspirar a estos mecanismos. No obstante, no son imposibles de alcanzar, pero requerirán un esfuerzo nacional concertado y metódico para hacerlos realidad. Inicia con capacitar nuestra población en carreras técnicas, con lo que la educación superior juega un papel vital mediante la actualización de su oferta académica. Asimismo, será esencial realizar inversiones significativas para poder contar con una infraestructura idónea para atraer este tipo de industrias, iniciando por la mejora de nuestro sistema de nacional de energía. Estos aspectos, si bien desafiantes, pueden lograrse con el concurso de todos y mediante un enfoque coordinado a nivel nacional.

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