Recientemente tuve la oportunidad de participar en un voluntariado promovido por la Universidad Tecnológica Centroamericana (UNITEC), lo que me permitió conocer de cerca el funcionamiento de un banco de alimentos y su impacto positivo en la seguridad alimentaria de las comunidades más necesitadas de Honduras.
Esta experiencia me permitió participar en la parte operativa del banco de alimentos empaquetando harina de trigo, mientras podía reflexionar con mis colegas sobre los múltiples beneficios que este tipo organizaciones ofrecen a las poblaciones más vulnerables.
El esquema de funcionamiento de un banco de alimentos es una respuesta de alto impacto para combatir el hambre de manera inmediata.
Las empresas, tanto grandes como pequeñas, donan alimentos, que pueden incluir productos en exceso o que están cerca de su fecha de vencimiento, pero aún aptos para el consumo.
Una vez recibidos, el banco de alimentos se encarga de organizar un seguimiento logístico preciso, clasificando y almacenando los productos de manera que se mantengan en condiciones óptimas.
El Banco de Alimentos de Honduras (BAH) es una organización sin fines de lucro, se encargan de conectar a los grupos beneficiarios, que suelen ser comunidades de bajos recursos, centros comunitarios, y organizaciones sin fines de lucro.
Este enfoque asegura que la ayuda llegue a quienes más lo necesitan, fortaleciendo la seguridad alimentaria y aportando un alivio sustancial a las familias que enfrentan carencias.
BAH es una iniciativa del sector privado, empresas socialmente responsables conscientes de la importancia de contribuir con la seguridad alimentaria de la población forman parte de esta iniciativa, junto a más de 144 organizaciones asistenciales, todas están legalmente constituidas.
Hay alrededor de 63 socios donantes y aliados estratégicos, han gestionado más 9 millones de kilos de alimentos, logrando alimentar a más de 25,000 personas en todo el país.
En Honduras alrededor de 1.8 millones de personas, están en crisis por inseguridad alimentaria. Los departamentos más afectados son Gracias a Dios, Lempira, Yoro, Choluteca, La Paz y Santa Bárbara (CIF Honduras, 2024).
En un estudio realizado por el Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional (OBSAN, 2023) de la UNAH señala que “Los hogares hondureños enfrentan una crisis alimentaria aguda.
El bajo poder adquisitivo, los altos precios de alimentos, los desastres naturales y la falta de educación alimentaria nutricional, contribuyen a esta situación.”
OSBAN presenta en sus hallazgos que el 45.3% de los hogares destina la mitad de sus ingresos a la compra de alimentos, y un 25.4% gasta más de la mitad en este rubro.
En otras palabras, la población consultada gasta la mayor parte de su dinero en compra de alimentos, no les alcanza para gastos médicos, invertir en la educación de sus hijos e hijas y mucho menos para poder comprar una vivienda.
Para el Programa Mundial de Alimentos (PMA) esta cifra puede ser mayor, ellos calculan que hay 2,400,000 personas que enfrentan inseguridad alimentaria, esto equivale a que una de cada cuatro personas, enfrenta inseguridad alimentaria. Una consecuencia palpable es que el 23% de los niños menores de 5 años padecen de una desnutrición crónica.
Una dieta saludable puede costar por persona aproximadamente 3 dólares al día, pero en nuestro país, más de la mitad viven con un dólar al día, no cuentan con suficiente dinero para alimentarse de manera nutritiva.
Iniciativas como los bancos de alimentos si bien no son la única salida a este problema, cumplen un rol crucial para por lo menos mitigar la falta de alimentos en la población que vive en pobreza extrema.
Alcanzar el Objetivo No. 2: Hambre Cero, que forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es indudablemente un gran desafío, resulta urgente y necesario seguir fomentando más alianzas entre el sector público, la empresa privada socialmente responsable y organizaciones de la sociedad civil, para fortalecer y potenciar el impacto de los bancos de alimentos y así lograr alcanzar a más personas, para que no les falte el alimento o como indica el Padre Nuestro, “…el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy…”