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sábado, mayo 18, 2024

Angustiosas vacaciones

Cada vez que se vienen períodos de vacaciones, la alegría del bien merecido descanso se transmuta en una aflicción que me incomoda y arruina la festividad.

Cuántos muertos en accidentes de tránsito, cuántos heridos, cuántos ahogados. Toda la irracionalidad del ser humano desplegada sin vergüenza alguna y de mil maneras, y eso que no todas las acciones peligrosas, temerarias, atrevidas y absurdas desembocan en un lamentable final, pero las hay, y en abundancia.

Se desata la promiscuidad y el desenfreno y después son los ayes, como dice el libro de los judeocristianos. Ayes de arrepentimiento por malas decisiones.

En estas épocas de vacaciones no pocos aniquilan su dignidad de seres humanos y destrozan su capacidad de raciocinio con alcohol, drogas y sexo descontrolado.

¿Y yo por qué tan pesimista? ¡Nada de pesimista! Los hechos hablan por sí solos. El lunes nos toca estar haciendo o leyendo un recuento de los muertos, de los ahogados, de los que en una riña de bolos se agarraron a balazos o le faltaron el respeto a una mujer. De los que por manejar bajo los efectos de alguna droga causaron terribles accidentes, incluso motoristas del servicio público o de buses alquilados, supuestamente profesionales responsables del volante, a quienes les importa un rábano las valiosas vidas que transportan, se ponen hasta los queques y que la divinidad respectiva los proteja.

Ojo que no hablo de aquellos que son gente racional, pensante y prudente. Personas que en su feriado visitan a su familia, la pasan bien, conocen los lugares hermosos del país, manejan sobrios, aportan a la economía, pasan un rato formidable con sus parientes y amigos sin dañar a nadie ni ponerlos en situación de riesgo.

Obviamente tampoco hablo de quienes, fieles creyentes y cabales practicantes de su fe y partícipes en sus tradiciones, se dedican a la celebración de la pasión, muerte y resurrección del Salvador de los cristianos, y eso es bueno, muy bueno, porque se espera que, contemplando tanto amor, tanto sacrificio, se sumerjan en su mensaje y éste no caiga en el vacío; se empapen de las razones por las que Él ofrendó su vida y, en consecuencia, a partir de la Pascua, sean mejores personas, apóstoles de su amor y practicantes de su mensaje.

Para toda esa gente que celebra las vacaciones bien o participa en los diferentes actos religiosos, como gente civilizada, un abrazo, pero para los locos, irresponsables, viciosos irracionales, que serán los causantes de los números de la crónica roja, a esos, en verdad, todo el reproche del mundo.

Bochincheros, pendencieros, acosadores, malcriados, para esos, en verdad va este regaño. Son los que el lunes de Pascua estarán en los números de muertos, heridos o causantes de tragedias. Más luto, más dolor para este pobre pueblo que ya de por sí vive sumido en el día a día en una especie de tragedia sin fin.

Por otra parte, la delincuencia se desata y se le va de las manos a las autoridades a las cuales, ya de por sí, en días normales, no pueden con tantos robos, hurtos, fraudes, abuso sexual, etc. Y se me olvidaba el terrible daño ecológico en las playas. Es de no acabar esto.

No se puede dejar de mencionar (dejando a un lado a los buenos empresarios) que hay comerciantes que abusan en esta época dando mala calidad, subiendo los precios, dando pésima atención, practicando competencia desleal, haciendo publicidad engañosa, abusando del consumidor, etc.

Por si todo eso fuera poco, aunque estoy a favor del capitalismo, esa capacidad de los empresarios de ofrecer diferentes bienes y servicios con el ánimo de ser mejores y atraer a los clientes; ese juego de la oferta y la demanda, me saca de mis casillas que un país tan pobre, el más pobre de la América hispanoparlante, la gente caiga en un endeudamiento irracional que después repercute en la economía doméstica y la economía nacional. De nada le sirve al país gente endeudada que no paga lo que debe y que no tiene para seguir haciendo circular el dinero, ni mucho menos invertir.

En fin, luego de mi intenso desahogo, solo puedo desearles de corazón que disfruten sus vacaciones, gócenlas de lo lindo, se lo merecen, es un derecho constitucional, avalado por tratados internacionales y regulado en el Código de Trabajo; y para la salud mental, una medicina fabulosa.

Pásenla bien, pero no abusen, simplemente eso: no abusen, y aléjense del peligro y de la gente peligrosa.

Por Carlos Alvarenga, abogado.

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