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sábado, mayo 18, 2024

Amamos la política, pero no a los políticos

Esta frase, que la escuché a unos consultores extranjeros, precisamente en una campaña política primaria, haciendo referencia a algo que ellos habían notado se daba en toda Latinoamérica. Y vaya que es un contraste muy cierto, pues todos aseguramos que no deseamos saber nada de la política, pero vivimos hablando de ello.

Allí la importancia de la aclaración que me dieron, pues es muy cierto, lo que en verdad nos desagrada son los políticos. Y esto tiene consecuencias serias para que las cosas puedan desarrollarse de otra manera, pues en nuestro país hay gente con muy buenos deseos, muy buenas ideas, pero temen lanzarse a hacer una diferencia, por todo lo que conlleva.

Para nadie es desconocido que la política requiere algo más que carisma y apoyo de cierto sector de la gente. Requiere maña. Es decir, “sabérselas” y eso solo la experiencia en sí, de saber cómo se mueve todo esto, lo brinda.

Todos amamos la política, porque creemos en la fuerza y en las cosas grandes que se pueden realizar a través de la unidad de talentos, de personas. A través de un líder que sume esfuerzos y nos lleve a cosas grandes. ¡Sabemos que se puede!

Pero, lastimosamente, hemos perdido la fe en ello gracias al lodazal en que se ha caído. La utilización de la polarización como estrategia de debilitar al oponente, que lo único que ha traído, es división y más división, no solo entre las clases, sino entre las mismas familias. De hecho, cuando estamos en temporada de campañas, mis redes sociales sufren una gran limpieza, pues lo inundan a uno con opiniones, y peleas, que nadie desea gastar tiempo y energía en ello.

Después de esa depuración, me encanta pues el algoritmo solo queda enviándome recetas de cocina, la última moda en camisas, o bien cómo puedo hacer para tener un cactus en la oficina. Los latinos somos sumamente apasionados, calientes, confrontadores, y por esa razón nos encanta las acaloradas discusiones tanto de fútbol y política.

La pregunta aquí es ¿cómo podemos volver a creer en la política? Y estoy seguro de que la mejor manera es levantando una nueva clase de liderazgo. Si usted se fija, durante las campañas electorales, se busca el más relevante, por su aspecto físico, por algo chistoso que diga, por su tono de voz, pero nunca por lo que tenga en la cabeza y, peor aún, lo que tenga en el corazón.

La maldad, la sed desmedida de poder, el ego incontrolable, son grandes motivadores para lograr a toda costa una cuota de poder, no para servir, sino para servirse y permanecer en ella.  Hoy día nuestra clase política tiene dos metas: cómo llegar al poder, y una vez allí, cómo quedarse en él.

Creo que como hondureños debemos comenzar a invertir en enseñar liderazgo. Y el verdadero liderazgo es servicio. Servir a otros. Jesús mismo nos enseñó: “Yo vengo a servir y no a ser servido”. Y la humanidad hemos tenido muchísimos ejemplos de servicio, que en verdad han generado grandes cambios.

No pienso ahondar en quejas, o temas de este u otro partido, pues lo más necesario en este caso es enseñar a los niños y jóvenes a desarrollar su liderazgo. ¿Cuánto invierte usted, en crecer como líder? ¿Sabía que todo sube, o baja, dependiendo del nivel de liderazgo?

Debemos dejar de pensar como seguidores. Y tomar nuestro mayor recurso, que es nuestra influencia y desarrollarla. Los verdaderos líderes deben despertar e involucrarse en política. Siempre. Hasta lograr borrar la gente, que nos ha desilusionado por ser lobos con piel de oveja.

Enrique Zaldivar
Enrique Zaldivar
2050 Comunicaciones
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