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Honduras
viernes, abril 26, 2024

Advertencias de ruptura, sin apologías

Después que la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH) pusiera el dedo en la llaga con el tema (entre otros) de la legalidad o no de la Junta Directiva del Congreso Nacional, donde la solución pasa por la rectificación de las dudas y el aval que, por ley, está establecido para la elección de tal, en función de los votos obtenidos y no por imposición es que se va a resolver este asunto, dando por terminada una innecesaria tormenta política (tal como la que se avizora para el próximo fin de semana con un nuevo temporal ciclónico en el Caribe).

Desde la publicación del libro del general (r) Vásquez Velásquez, donde advierte que las ambiciones siguen despiertas entre los que quieren gobernar y tuvo toda la razón ya que el desasosiego en el que nos han mantenido durante 13 años (desde los hechos desafortunados de 2009) sigue vigente y eso es ya una ingratitud contra un pueblo que les ha dado el voto y han confiado en un cambio de verdad positivo y no con esas cantaletas pro socialistas y con esos pleitos diplomáticos, pretendiendo “jalarle las orejas” a los Estados Unidos.

En la víspera también hace la advertencia, siendo algo muy serio, del doctor Carlos Umaña, diputado por el Partido Salvador de Honduras, donde manifiesta que ese desastre de la ruptura del orden constitucional se atisba ya en el horizonte. Eso debido a que el Poder Judicial ha admitido dos recursos de nulidad contra la legalidad de la actual Junta Directiva del Legislativo. Se prevé una suerte de encontronazo entre los tres Poderes del Estado y eso desnudará a los actores principales de una sola vez, siendo esos actos una clara alusión a traición a la patria, la cual es una figura delictiva. Los hondureños no podemos seguir más viendo esos jueguitos de niños malcriados y ya muchos sectores se están pronunciando contra esos desafueros.

En ese caso, los hondureños debemos mantenernos cuerdos, no dejarnos arrear por quienes quieren destruir lo poco que nos queda de paz social, no hacer casos a los llamados a incendiar a nuestro país, a nuestra economía maltrecha. Podemos protestar, eso sí, pero de manera pacífica y jamás sentir vergüenza por la forma en que pensamos, las ideas no lastiman a nadie. Eso es lo que ha faltado fomentar, la unidad del pueblo en función de un proyecto de país enmarcado en la ley, el orden, la libre empresa, respeto a la propiedad privada y pública, al libre mercado, a las oportunidades y generación de riqueza de acuerdo con los intereses y capacidades de cada quien. No es defender ni hacer propaganda a los honorables ciudadanos antes aludidos, simplemente en lo que dicen, tienen toda la razón.

EditorialAdvertencias de ruptura, sin apologías

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