En los últimos años, la ideología de género ha generado un intenso debate en diversos países, incluyendo Honduras. Esta corriente de pensamiento sostiene que “el género es una construcción social y que las identidades y roles tradicionalmente asignados a hombres y mujeres son arbitrarios” y eso es aberrante, digna manera de pensar al estilo de Sodoma y Gomorra. Es importante analizar críticamente los posibles peligros que esta ideología puede presentar en la sociedad hondureña.
La ideología de género propicia la desvalorización de la institución familiar, entendida como la base fundamental de la sociedad. Al enfatizar la autonomía individual y la diversidad de las identidades de género, se puede subestimar la importancia de la familia como núcleo de cuidado, afecto y educación de los hijos. Esto puede tener consecuencias negativas en la formación de las nuevas generaciones y en la cohesión social.
La implementación de la ideología de género en los programas de educación sexual puede generar confusión y controversia. Al promover la idea de que el género es una elección personal y no una característica biológica, se pueden confundir a los estudiantes y crear inseguridad en su identidad. Además, se pueden presentar conflictos con las creencias y valores de las familias hondureñas, lo que puede desencadenar tensiones innecesarias en el ámbito educativo.
Puede entrar en conflicto con las creencias y prácticas religiosas de los hondureños. Al considerar que la identidad de género es una construcción social, se puede cuestionar la validez de las enseñanzas religiosas sobre la complementariedad entre hombres y mujeres. Esto puede llevar a situaciones de discriminación y limitación de los derechos religiosos de las personas que sostienen visiones tradicionales sobre el género y la sexualidad.
Puede ser utilizada como una herramienta política para impulsar agendas particulares, se corre el riesgo de polarizar la sociedad hondureña y generar conflictos innecesarios. Los críticos de la ideología de género sostienen que al afirmar que el género es una construcción social, se subestima la importancia de la biología y la naturaleza humana. Lo correcto es que la biología como ciencia nos plantea (de manera evidente) que existen diferencias biológicas innatas entre los sexos, como las diferencias hormonales, la estructura cerebral y los cromosomas sexuales. Estas diferencias son fundamentales para comprender las características y comportamientos propios de cada sexo. El enfoque en la biología es esencial para una comprensión completa de la diversidad humana y que negar o minimizar estas diferencias puede conducir a una distorsión de la realidad. Jamás, jamás la ideología de género y la biología serán compatibles para justificar las aberraciones con que se quieren meter con los hijos de Honduras, los que están por nacer, los pequeños que pronto entrarán a la escuela. Por eso el grito unánime del hondureño es “¡Con mis hijos no te metas!”