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jueves, marzo 28, 2024

Verdades incómodas

Al igual que el famoso documental de Al Gore, titulado con el mismo nombre de este artículo, en el cual señalaba valientemente a las grandes empresas contaminantes como las principales causantes del cambio climático, de la misma forma ha mostrado valentía la doctora Julieta Castellanos al señalar, con puntos y comas, todos los errores graves que ha cometido este Gobierno de Libre, las cuales no son otra cosa que grandes verdades que, sin duda, incomodarán al partido oficial.

Doña Julieta no es que haya dicho algo nuevo, porque ya decenas de generadores de opinión en todos los medios tradicionales o digitales lo hemos dicho. Es un clamor popular en las calles, restaurantes, taxis, buses, almacenes, en los mercados, las pulperías, en la venta de tortillas o baleadas: este Gobierno es un fracaso.

Qué bien que para fomentar la discusión nacional o, aunque sea, para conocimiento de la mayor cantidad de ciudadanos posible, la eximia académica resumió las causas de la crisis actual con una precisión quirúrgica plausible.

Para mí, así de sencillo, este es un Gobierno de incapaces e incompetentes. No tienen la menor idea de qué hacer con el país y todos, absolutamente todos los que pertenecen al partido de Gobierno, están llenos de odio y sed de venganza. Nada más que eso. Pensaron que con llegar al Gobierno ya bastaba y todos los buenos resultados se darían automáticamente.

La principal razón de la incapacidad ha sido el nombramiento de activistas y no de profesionales. De “quemallantas” y “manchaparedes” o personas del círculo íntimo quienes, sin llenar los requisitos del perfil del puesto, han sido nombrados y a duras penas saben lo que hacen: Hondutel, SAR, Aduanas, Sesal, Finanzas, etc., son uno de tantos casos.

Pero bien, retomando las ideas de la distinguida exrectora, la piedra angular de este desastre es la sombra omnipresente de José Manuel Zelaya Rosales, quien no tiene más que en su mente la venganza materializada en su soñada asamblea nacional constituyente. Que aprenda la lección que le acaban de dar a Boric en Chile. Una cosa es que él quiera una nueva Constitución a su manera, otra es que el pueblo lo deje.

En segundo lugar, es el manejo de la economía. Todo estadista es lo primero que analiza con los expertos y, junto al tema tributario, de allí parten los planes de construcción, reconstrucción o de refundación si así lo quieren, pero sea lo que sea, es lo más importante y no nos hemos enterado que se hayan tocado esos temas con la rigurosidad técnica que ameritan, al contrario, la Ley de Justicia Tributaria, que anda circulando como anteproyecto, huele a odio más que a técnica legislativa sobre impuestos. Tiene cosas buenas, pero las que son malas en verdad que lo son.

Sobre los sectores industriales que hay que impulsar, apoyándolos con capacitaciones, apertura de mercados, financiamiento y todo lo demás, sobre todo en aquellos sectores que como el agrícola o la mipyme ayudan directamente a los más necesitados, no hay nada que valga la pena resaltar.

La presidente, en vez de andar inaugurando canchas de basquetbol, debería estar inaugurando, semana tras semanas, proyectos agropecuarios, cooperativas de producción, talleres para emprendedoras y cosas así.

El espacio es corto para abarcar todos los puntos que la insigne socióloga recogió en su viralizado documento, pero no puedo dejar de mencionar el de los colectivos y la locura “conspiranoica”.

Con respecto a los colectivos: toda la razón para la respetada doctora. Esas hordas de vándalos están bajo las órdenes de Zelaya Rosales. Son sus súbditos, y su misión es crear caos, porque el olanchano se alimenta de los zafarranchos, y porque es parte del manual chavista para alcanzar y mantenerse en el poder. ¿Qué podemos esperar de un Gobierno, gobernado tras bambalinas por ese señor que promueve este tipo de acciones? Nada bueno.

En lo que concierne a la locura sobre las conspiraciones esas están en la punta de la lengua de todos los funcionarios gubernamentales y de sus voceros. El mismo discurso aprendido de memoria que, si bien sonaba certero en las primeras semanas de Gobierno, ahora ha cansado, sino hastiado, al pueblo y pocos se lo creen. Ya no sirve hablar de los doce años de dictadura, de fuerzas oscuras, intereses espurios, etc. No hay más culpables del desastre actual que los mismos personeros de Libre, todos, principalmente por su máximo líder.

Lo que me preocupa es que nos vayan a robar el derecho de ir a las urnas para sacarlos del poder. Por eso no a la constituyente.

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