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sábado, octubre 12, 2024

TLC con China

El gobierno de Honduras ha iniciado negociaciones para un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la República Popular China, lo cual ha generado optimismo entre algunos sectores empresariales debido a la posibilidad de incrementar las exportaciones.

Sin embargo, existe una creciente preocupación en torno a los riesgos que este acuerdo puede representar, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (PYMES), que podrían verse afectadas por la competencia de productos chinos de bajo costo.

Es bien sabido que China cuenta con una vasta experiencia en la negociación de tratados comerciales a nivel global, mientras que Honduras tiene una participación limitada en tratados de este calibre.

Esta diferencia se traduce en un desbalance de poder negociador que podría inclinar los términos del acuerdo a favor de China. Las experiencias de otros países en vías de desarrollo que han negociado TLCs con China muestran que, sin una estrategia clara y defensiva, los mercados locales pueden verse inundados con productos chinos a precios más bajos, desplazando a los productores nacionales.

El sector de las pequeñas y medianas empresas en Honduras constituye un pilar fundamental para el empleo y el crecimiento económico. Sin embargo, su estructura es frágil en comparación con la magnitud de las empresas chinas, que gozan de economías de escala y subsidios estatales.

Esto podría poner a las PYMES en una desventaja competitiva. La entrada masiva de productos chinos baratos podría desplazar a los productores locales, reducir el empleo y exacerbar las desigualdades socioeconómicas.

Países como Ecuador, Perú y algunos en África han experimentado desbalances en sus intercambios comerciales con China tras firmar tratados similares. Si bien han experimentado un aumento en las exportaciones hacia China, especialmente de materias primas, las importaciones chinas han crecido a un ritmo mucho más acelerado, contribuyendo a un déficit comercial y erosionando las industrias locales.

Estas experiencias deben servir como una advertencia para Honduras de que un TLC con China debe negociarse cuidadosamente, poniendo como prioridad la protección de los sectores más vulnerables. Para evitar que este tratado resulte perjudicial, Honduras debe tomar medidas proactivas durante las negociaciones.

Algunas de estas medidas podrían incluir proteger sectores clave como la agricultura y la manufactura ligera mediante la exclusión de ciertos productos sensibles del acuerdo o mediante la imposición de aranceles temporales.

Además, implementar estrictas normas de origen evitaría que productos de terceros países entren al mercado hondureño bajo las ventajas del TLC, protegiendo a los productores locales.

Es esencial que el gobierno establezca programas de fortalecimiento para las PYMES, apoyando su competitividad mediante el acceso a tecnología, financiamiento y capacitación.

De esta manera, podrán resistir la competencia y aprovechar las oportunidades que el TLC podría ofrecer.

También sería recomendable incluir en el acuerdo cláusulas de revisión periódica que permitan ajustes a las condiciones del tratado en función de su impacto en la economía hondureña, lo que daría flexibilidad para corregir desequilibrios comerciales a lo largo del tiempo.

Honduras debe aprovechar al máximo este acuerdo para impulsar la diversificación de sus exportaciones, enfocándose en promover productos con mayor valor agregado.

En lugar de continuar dependiendo principalmente de la exportación de materias primas o productos agrícolas sin procesamiento, el país puede potenciar sectores industriales y tecnológicos que añadan competitividad en los mercados internacionales.

Esto no solo aumentaría los ingresos por exportación, sino que también generaría empleos de mayor calidad, fortalecería la cadena productiva interna y reduciría la vulnerabilidad ante fluctuaciones en los precios de las materias primas.

A través de políticas públicas que incentiven la innovación, la inversión en infraestructura y el acceso a nuevos mercados, Honduras tiene la oportunidad de transformar su economía y posicionarse como un actor clave en el comercio global. Por ahora las negociaciones parecen estar detenidas.

No se sabe los motivos, pero es lógico pensar que ambas partes han encontrado uno o varios temas sensibles en los que no logran consensos.

Se trata de un tema de monumental importancia para el futuro de Honduras y por eso debemos aprender de las experiencias de otros países y adoptar medidas estratégicas para mitigar los riesgos, protegiendo los intereses nacionales y asegurando que el acuerdo favorezca un desarrollo equilibrado y sostenible para el país.

Solo así, podríamos evitar ser aplastados por el gigante comercial que representa China.

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