Geográficamente cerca, México siempre tiene algo bueno y nuevo que ofrecer. Según la información de datosmacro.com, la cifra del PIB en el tercer trimestre de 2022 fue de 379,547 millones de dólares. Se sugiere reiterar que esa cifra solo fue en el tercer trimestre del año pasado, más o menos se puede imaginar el total anual de este bello país (más o menos 1.2 billones de dólares y aún la economía de los Estados Unidos de América es aproximadamente 23 veces más grande). La diferencia que tiene México es el potencial de su gente, de los planes de estudio, de los inversionistas y empresa privada que tiene un sustrato favorable para desarrollar sus proyectos con seguras ganancias.
Por ello no nos extraña la decisión del señor Elon Musk de colocar una planta de fabricación de vehículos Tesla en Monterrey, al norte de la tierra del mariachi y tequila. Y todo esto a pesar de tener un gobierno de izquierda que sabe muy bien, de manera inteligente, que no puede divorciarse del capitalismo, y ni en broma atentar contra la empresa privada y sus derechos a la propiedad y libertades económicas con la obvia recaudación fiscal, también con políticas sanas que permiten el desarrollo y generación de riqueza.
Mientras velamos cómo otros pueblos siguen avanzando, con gobiernos convenientes a los intereses de las mayorías, nosotros en Honduras debemos soportar la dejadez, la falta de visión, la incapacidad y el propiciado ambiente hostil en todos los lugares en donde nos desenvolvemos. Esto lo decimos porque nos solidarizamos con más de un millón de hondureños productores de café que, junto con las remesas, sostienen nuestra economía. Es increíble y da escalofrío saber la realidad que las tres cuartas partes de mano de obra, de corteros, ya no está, no se cuenta con ellos. Es por ello que también el Gobierno debe dejar de jugar a la garduña o lanzar dardos con los ojos vendados a ver qué sale cuando decide poner más impuestos a la producción de café que de por sí ya está en serios problemas y quizá lo que la ha salvado son dos factores que son la excelente calidad y la fluctuación de precios internacionales.
Los funcionarios ya deben dejar de pensar en un “que este pueblo se las arregle como pueda”, que es una frase que, estamos seguros, ha pasado por la mente de todos los que nos han gobernado, sin excepción, y solo es de ver la realidad, los resultados de sus gestiones y que, dicho sea de paso, llegan al extremo de perder la razón en zonas peligrosas en sus trabajos bajo el influjo de sustancias aparentemente extrañas. Si se sigue así, sin rumbo, con coordenadas inciertas e improvisadas de navegación se tiene la tendencia al hundimiento, a la desaparición y caer en la categoría de Estado fallido y pareciera algo exagerado, pero en cuanto a pobreza solo superamos a Haití, que sí lo es, lamentablemente.