Interesante fue conocer varias opiniones sobre el artículo en donde platicamos las razones del porqué debemos hacer uso de algunas negativas ante ciertas solicitudes. Identificamos que decir no, no siempre es fácil, pero es tu derecho, te sirve para reducir el estrés y como una medida de autocuidado.
Negarse a asistir a una fiesta hasta rechazar una solicitud de favor, decir «no» puede desencadenar preocupación y hasta ansiedad en individuos de todas las edades y contextos. Desde una perspectiva psicológica, decir no puede ser una tarea ardua para muchas personas, esta dificultad para negarse a ciertas solicitudes puede atribuirse a varios factores.
1.- Miedo al rechazo: puede ser que desde temprana edad hemos desarrollado la característica de ser complacientes, sobre pensamos en el miedo al rechazo y a la conflictividad social. La mayoría de las personas tienen una necesidad innata de ser aceptadas y queridas por los demás, lo que puede llevarlas a evitar situaciones que puedan resultar en desaprobación. Decir «no» puede percibirse como un acto que podría dañar las relaciones interpersonales y conducir a la exclusión social, lo que desencadena ansiedad y estrés en aquellos que temen el rechazo.
- Miedo a perder oportunidades: las personas a menudo temen que, al rechazar una solicitud, están perdiendo una oportunidad única o perjudicando su progreso personal o profesional. Este temor puede ser especialmente pronunciado en contextos laborales o académicos, donde el éxito y la competencia son altamente valorados. No te invito a usar siempre las negativas, solo te motivo a que aprendas a valorar y discriminar cuando una actividad es indispensable y cuando solo es un accesorio más en tu vida.
- Culpa y preocupación por herir sentimientos: la culpa es una emoción humana y común, si logramos mantenerla en un nivel funcional, es una emoción importante en la reconciliación, en promover un cambio de conducta, etc. El problema es cuando le subimos demasiado el volumen y altera nuestra psique de una manera que la asociamos con no poder cumplir con las expectativas de los demás o por decepcionar a quienes nos rodean. Esta carga emocional puede ser especialmente intensa en aquellos que tienen una alta empatía o que están acostumbrados a poner las necesidades de los demás por encima de las suyas propias.
- Falta de asertividad: la falta de habilidades de comunicación asertiva puede dificultar aún más la capacidad de decir «no». Las personas que carecen de esta habilidad pueden sentirse incapaces de expresar sus propias necesidades y límites de manera clara y respetuosa, lo que resulta en una tendencia a ceder ante las solicitudes de los demás para evitar confrontaciones.
- Identificar el fin: varias personas tienen la tendencia de pedir favores a los demás, pero los únicos beneficiados de ese resultado son ellos mismos, es necesario que tú puedas identificar cuando estás en una relación de una vía y de manera continua estás dando tu esfuerzo, tu dinero, tu tiempo, tu atención, pero no cuando tú pides un favor no recibes lo mismo. Quizás seas de las personas que hace favores a los demás, pero te cuesta pedir que hagan uno por ti, te invito a que hagas memoria de alguna ocasión en donde pediste ayuda y quizás no la recibiste de esa misma persona a la siempre estás apoyando. Identifica el fin de tu favor y si el resultado solo está siendo de beneficio para uno, por ejemplo, cuando en el trabajo te piden hacer otras funciones y cuando son reconocidos por alguien más, no te mencionan a ti, no reconocen tu ayuda y solo se lleva el crédito la persona que lo presentó.
En conclusión, es fundamental reconocer las señales de relaciones desequilibradas, en las que das mucho más de lo que recibes. La próxima semana aprenderemos a usar frases de negación sin afectar de manera grosera la sensibilidad de los demás. Mientras tanto, te regalo un NO, vigente para cuando lo necesites y recargable para cuando alguien no lo entienda.
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«El tono es la parte más difícil de decir que no». Jonathan Price.