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viernes, abril 26, 2024

SIN VENDAS: Mecha corta

Bueno, lo que pasa es que estamos cambiando, me dijo serio, no sé para dónde vamos, pero sí estamos cambiando y creo que no es para mejor; si se fija, la gente ahora ya no es amable, las sonrisas se fueron, ahora en la calle solo se ven caras agrias, como si probara uno un pedazo de tamal pasado, como esas tortillas rancias que saben a deudas. Mire usted, la gente cambio ya lo amable y el ‘buenos días’, por una mirada hosca como de ‘¿qué me ves, papo?’

Ya nadie saluda, todos andan en sus rollos, solo fíjese que si usted maneja hay que persignarse al salir, carros a la carrera, que lo más normal para ellos es quitarle la vía a uno, con tal de llegar a donde vayan ellos como si solo lo de ellos es importante y cuidadito les dice algo porque capaz se bajan y lo cachimbean a uno. Las motos, no se diga, se le meten por todos lados y creo que hasta del cielo caen, todas manejando temerarias, como esas pelis de acción, sin pensar en los riesgos y daños que pueden tener… en fin, el manual de tránsito como que solo medio oyeron que existe.

Si anda comprando, en los comercios será la necesidad, el vacío en la tripa, pero si no se pone bobis, hasta la casa le quieren quitar a uno, son lámparas, quieren hacer clavos de oro con una sola venta y ni se diga de los malandros, esos que andan viendo cómo lo tumban a uno, los que caminamos, los que andamos ‘buseando’, como dice mi hija.

Los que hacemos cola en el punto sabemos que todos caminamos con los ojos abiertos, las orejas paradas y la billetera bien guardada, socando no oír una moto pararse al lado de uno o sentir la puya fría en una costilla en la esquina cuando le brinca un angelito de esos.

¡Sí ombe!, la cosa ha cambiado, siempre hemos sido pobres, nunca nos han dejado prosperar, pero ahora la cosa está perra, el billete no se encuentra, no hay cómo hacerlo, no hay incentivos y nadie ve una luz y de remate todo más caro, la canasta básica ya no se alcanza, por eso la desesperación supongo, el hambre es perra decía mi abuela y tenía razón.

De ‘chemís’, la ignorancia se vino a vivir aquí y se enamoró de la pobreza, mala junta diría, fíjese en los güirros ahora solo escuchan música que mejor no le cuento, los pobres ni respetan a las mujeres, sus canciones son de nalguearlas y verlas de menos, los héroes de antaño los que hablaban de amor al prójimo y lealtad al país se cambiaron por pelis y novelas de narcos, el ideal ya no es lo que era, ahora para muchos es mejor vivir a la carrera, enjoyados y en carrazos, todos llenos de “ak’s” y AR-15 bala en boca, esperando un tiro temprano por algún transe que salió pando, aunque la vida sea cortita, esa es la idea de muchos, ver la luz por lo chueco aunque dure un rato con tal de salir de la pobreza y probar lo que siempre habían tenido derecho, un techo y comida a diario, no comer salteado y sentir las goteras y el frío por las noches, así estamos de fregados fíjese. Si los güirros ya no tienen ni clases los pobres, ni culpa de los profes es, no hay infraestructura y voluntad política diría Don Pin el de la pulpe y las familias más fragmentadas, padres que se van y madres que solas hacen lo que pueden para dar de comer a sus crías y muchas veces no ajusta, por eso se van temprano, en busca del sueño catracho, ajustar la casa de la jefa, mientras lo matan a uno. Otros no tienen más que irse en caravana a andar caminos que llevan lejos y buscar la suerte que poco le sonríe ahora a uno.

Así han cambiado la cosa, ya nos acostumbramos en vivir en este relajo, muertos a diarios y hasta mujeres matadas a diario, vivimos entre banderas y banderines en las esquinas que le llevan la vida a uno y cuidadito da un mal paso, porque le dan para abajo y ni digamos de los que mandan, los que se suponen velan por nosotros, los que se supone son nuestros empleados, pagados para mejorarnos la vida, pero ellos solo velan por sus intereses, lo que les conviene y a su partido, nosotros no importamos ya y lo peor es que lo aceptamos; sí, mire que ni la tradición se ha salvado, cada día se habla más como las novelas, con dichos extranjeros y costumbres foráneas, ahora hasta se dicen “perro” como cariño, ¿se imagina usted?

Hablar como extranjero como las novelas es la moda, ya ni el acento nuestro tienen y hasta las comidas se están perdiendo, como hacer tamales, que es un arte que agoniza, la abuela, la madre o las tías que los hacían se están marchando y ahora prefieren el pollo frito, las hamburguesas y las pizzas, en los locales de comida rápida.

¿Cómo cree usted que no vamos por mal camino? Un pueblo cada día con menos cultura, perdiendo su identidad y ahogados por la pobreza, sin ver esperanzas en el futuro, sabiendo que no hay interés por prosperar por los que nos gobiernan, porque ellos también tienen igual más hambre. ¿Cómo no va a caminar encachimbada la gente vaa, cómo no van explotar con nada? Por eso vivimos al día, por eso andamos de mecha corta.

Jesús Pavón

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