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viernes, abril 19, 2024

Por qué el líder come de último

Las crisis siempre denotan el nivel del líder. Las crisis siempre definirán si uno decide seguir a alguien o no. Puede ser carismática la persona, verse bien, oler de maravilla. Incluso tener un excelente sentido del humor, pero será las crisis las que definan su nivel de liderazgo.

Y es que el precio del verdadero liderazgo es renunciación. Nos toca muchas veces renunciar a quejas, cansancio, reclamos, malos entendidos, aplausos, con tal de seguir llevando adelante la tarea o lo que nuestro equipo necesita: un guía que los lleve a puerto seguro.

Nunca olvido una gran lección de liderazgo en una conferencia de Allan Mullaly, donde recién se le había asignado para transformar y llevar a futuro una marca de vehículos norteamericana.

Contaba el que el primer día que llegó a la empresa y estacionó su vehículo, en el parqueo de los coordinadores. ¡Ninguno tenía esa marca de vehículo! Y eso inmediatamente le hizo ver que lo primero que faltaba allí era compromiso y pasión por su propia marca.

Y es que, la clave de un equipo de alto rendimiento, liderado por un líder excepcional, debe ser la empatía hacia ambas vías. Y este es el concepto que me resulta muy transformador. ¡Empatía de parte de solo una vía no funciona!

Si, por un lado, se carece de un líder que genuinamente se interese por su equipo, por otro lado, si el equipo nunca vela por su líder, ocurre que se funde. De allí que me resulta interesante el titular expuesto, ya que el líder come de último, ¡pero también come!

De hecho, Simon Sinek, autor del libro “Los líderes comen al final” basa mucho de su contenido en ejemplos aprendidos en la Infantería de Marina, donde existe un alto nivel de liderazgo y compromiso en ambas vías hacia un líder que dé el ejemplo, pero un grupo de soldados que lo dan todo por su líder.

O como lo pone el gran John Maxwell, entre más alto es el nivel de liderazgo, más bajo el nivel de privilegio. Lo cual funciona también al revés. Si usted abusa de los privilegios, como llegar tarde, abandonar sus tareas, no cumplir lo que promete, entonces su nivel de liderazgo será bastante bajo.

En nuestras organizaciones hoy en día, este es un concepto que se abraza de manera intencionada, ya que, aunque existan jerarquías u organigramas, seamos conscientes de que al hacer evaluaciones del clima laboral, muchas veces los líderes en altos cargos no son inspiración o ejemplos para otros.

Las crisis son parte de nuestra vida adulta. Y debemos aprender a vivir con ellas, a crecer con ellas, a como pensar de manera rápida y muchas veces fría. Pero como líderes debemos entender que no todos podrán llevar nuestro paso. Y muchas veces tocará volver atrás, como en una carrera, a esperarlos.

Siempre me ha marcado la frase que dice: “Si quieres llegar solo a la cima, ve rápido. Si quieres llegar acompañado, tendrás que ir tras tu gente”. Esa es una elección en la vida que debemos tomar.

Ya probé la primera. Y la verdad no hay gusto o mérito en llegar solo, pues ni siquiera se tiene con quién celebrar. Pero cuando todo el equipo llega a la cima, cuando toda la gente que ha crecido, sufrido y corrido junto a uno esa carrera, créame que eso marca la diferencia.

Seamos líderes empáticos, pero enseñemos empatía a nuestra gente para con uno, todos somos seres humanos y como mencioné al principio: el líder come de último, pero asegúrese también de comer.

 

Enrique Zaldivar
Enrique Zaldivar
2050 Comunicaciones
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