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miércoles, mayo 8, 2024

Storytelling: Para que lo entiendan ¡cuente buenas anécdotas!

Usted es platicón, me han dicho un par de veces. Sin embargo, suelo hacerlo cuando tengo la pasión de ser entendido en algo que de verdad quiero dar a explicar.

Hoy en día se menciona mucho el “storytelling” o saber contar la historia con efectividad.

No es nada nuevo, pero también es algo que todos deberíamos desarrollar si queremos manejar una mejor comunicación con nuestros equipos de trabajo, la gente que nos rodea y hasta con la familia.

He conocido y admirado muchos contadores de historias. Algunos destacados presidentes de Norteamérica se destacaron por ello.

Abraham Lincoln era un gran contador de historias. Era conocido por tomarse su tiempo y siempre tener bajo la manga una anécdota que contar.

Ronald Reagan era famoso por romper el protocolo de sus discursos, para contar alguna anécdota, chiste o historia simpática que recordara.

Algo que usaba mucho para bajar la tensión durante la Guerra Fría, haciendo chistes inocentes incluso de los mismísimos rusos.

Y es que ¡a todos nos encantan las historias!, sobre todo las buenas. Recuerdo un libro que uno de mis hermanos me prestó llamado “Lecciones de negocio, basado en las fábulas de Esopo”.

Esopo, un fabulista griego que tenía siempre “moralejas” en sus historias, cultivaba el arte de buscar el principio “moral” que podíamos encontrar en ellas.

La Biblia registra que Jesús daba enseñanzas a las multitudes a través de parábolas, es decir reflexiones con principios, basado en lo cotidiano del momento.

¡Vaya comunicador que era! Si usted va a una conferencia y el expositor cuenta una sorprendente historia, usted se irá impresionado.

Si solo es datos, puede que valore el contenido, pero su corazón no quedará cautivado.

Las empresas hoy día utilizan mucho el storytelling, como estrategia creativa y comercial. La gente quiere saber la historia detrás del producto.

Quiere saber si los dueños tuvieron un sueño, un imposible, algo que me inspire a seguirlos. Es lo cautivante de ello.

Lo desafiante de ello, es que quizás no nos veamos tan “sabelotodo” al contar anécdotas o historias.

Suena más atractivo para nuestro ego usar palabras complicadas, rimbombantes y que suenen a que hay que correr a buscar el diccionario.

El problema es que usted puede sorprender, pero nadie le entendió. Es allí donde nos toca decidirqué es lo que quiero.

No necesita ser el alma de la fiesta, el mejor contador de chistes, o sumamente extrovertido para contarlas.

Lo que usted necesita es poder cautivar el corazón de la gente, primero, para que le abran su mente después.

Admiro a muchos oradores que son grandes contadores de historias, que basan sus semillas de sabiduría contando cosas de lo cotidiano.

Hacen la conversación tan cálida y cercana, que uno disfruta el conocimiento que se está dando.

Lo mencioné en el principio, diciendo que el poder de contar historias era útil para cada aspecto o área de desempeño suyo.

Inténtelo con su familia, con sus equipos de trabajo, para inspirarles una visión sepa contarles una buena historia.

El desafío estará en que las busque. Por eso lea, vea, converse, todas las personas tienen mucho que enseñarnos de lo que ellos han aprendido en su vivir.

De hecho, en cada columna que pretendo escribir, trato que la narrativa sea así, contarlo como una historia que va leyendo.

Todos queremos saber que detrás de cada escrito no hay un genio erudito, sino un ser humano que comparte cosas que la vida le ha enseñado.

Las mismas películas son clasificadas buenas o malas por su nivel de historia. ¡Qué gran herramienta de comunicación!

Enrique Zaldivar
Enrique Zaldivar
2050 Comunicaciones
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