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domingo, mayo 5, 2024

Nayib Bukele en la ONU: “No hay que copiar ningún modelo, hay que crear el propio”

No hay una sola receta, ni una sola fórmula que funcione para todos por igual, pero si creo que hay un ingrediente que todas las recetas deberían incluir o al menos deberían tener el derecho de incluirla, ese ingrediente es la VALENTÍA, indicó Bukele.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, habló ante la Asamblea General de la ONU el pasado martes y aseguró que su país ahora es “el más seguro de América Latina”. Bukele dijo que “hay que tener valentía de hacer lo que se debe de hacer aun cuando otros te cuestionen”.

A continuación el discurso completo

Hoy a Cuatro años de nuestro gobierno nadie se atreve ni siquiera a negar que por primera vez en nuestros 202 años de historia el país más pequeño del continente a dado sus primeros grandes pasos para lograr sus sueños de grandezas.

En muy poco tiempo, El Salvador pasó de ser la capital mundial de los homicidios, pasó de literalmente ser el país más peligroso del mundo, a ser el país más seguro de América Latina. Ya no es una promesa, es una realidad que están viviendo los Salvadoreños y cualquier extranjero puede ir a comprobar por si mismo. Por eso, muchos en el mundo están pendientes lo que pasa en nuestro país, sobre todo en Latinoamérica, pero también en Estados Unidos y en otras partes, ven lo que sucede en El Salvador y se preguntan ¿Porqué no puede pasar lo mismo en nuestros países?, la respuesta es clara y sencilla; deben tomar sus propias decisiones, deben reafirmar su derecho a usar el sentido común, a probar sus propias recetas, y a ejecutar sus propios planes, a diseñar sus propios sistemas.

Ningún país tiene el derecho a imponer sus ideas, de imponer sus formas de hacer las cosas, menos, cuando estas forman ni siquiera funcionan en nuestros países.

En cada una de las decisiones que hemos tomado, nosotros hemos reafirmado nuestro derecho legítimo a autogobernarnos, aunque eso hubiera significado equivocarse. Pero no nos equivocamos, tuvimos éxito, un éxito rotundo, así que, no solo reafirmamos nuestro derecho a tomar nuestras propias decisiones, sino nuestro derecho a tener la razón.

No hay una sola receta, ni una sola fórmula que funcione para todos por igual, pero si creo que hay un ingrediente que todas las recetas deberían incluir o al menos deberían tener el derecho de incluirla, ese ingrediente es la VALENTÍA. Hay que tener la actitud, el valor, la determinación de hacer lo que se debe de hacer, aún cuando otros te cuestiones, cuando otros te critiquen.

Durante décadas, probamos todo lo que nos dijeron que era lo mejor para nosotros, nos pusieron a luchar una guerra civil, por una causa ajena a nuestra realidad, porque llevaron el conflicto entre Occidente y la Unión Soviética a nuestra tierra. Más de 85,000 muertos después y un país destruido, después de todo eso nos dijeron que esa ya no era la receta.

Que ahora había una nueva receta, así que nos hicieron firmar unos ACUERDOS DE PAZ FALSOS, que de paz no tenían nada y que solo sirvieron para que los dos bandos de la guerra se repartieran el botín.

Intentamos con cada fórmula que nos dio y nada funcionó. Después amparados bajo poderes extranjeros le entregamos el país a la derecha. Y luego también amparados por agentes externos le dimos el poder a la Izquierda. Así nos mantuvieron durante 30 años post Guerra, donde hubo más muertes que en la guerra civil y más pobreza y más violencia.

Nadie hizo nada por cambiar de raíz el sistema, ni las instituciones, ni mucho menos las leyes. Todo lo que ocurrió durante esos años se hizo con el respaldo, el financiamiento, la anuencia y la imposición de los que siempre se han autodenominado grandes defensores de los Derechos Humanos y de la Institucionalidad democrática. En lugar de darnos la medicina para sanar, nos estaban dando un veneno.

Pretendían que siguiéramos haciendo lo mismo que se hizo en el pasado, pretendían que los mismos que nos habían saqueado y que nos habían masacrado siguieran gobernándonos, o al menos compartiendo el poder. Pero esta vez les dijimos que no.

Rechazamos el veneno y tomamos por primera vez probamos nuestra propia medicina, gracias a Dios funciono. Lo primero que hicimos fue asegurar de estar del lado de Dios y del Pueblo. Porque ninguna transformación que valga puede ser obedeciendo poderes externos. En segundo lugar diseñamos nuestro propio método, uno que estaba diseñado para nuestra realidad, creado por los que vivimos en carne propia esa realidad.

Luego el pueblo salvadoreño nos dio dos votos de confianza, bueno nos ha dado varios votos de confianza, pero estos quizá son los dos más importantes hasta ahora.

El Primero fue cuando me eligieron como su presidente. El segundo fue cuando decidieron darnos a través del Órgano Legislativo la gobernabilidad. Sabíamos entonces que teníamos una obligación con el pueblo. Todas las decisiones que hacían falta para arreglar nuestro problema más urgente, la inseguridad, tenían que ser tomada. De poco hubieran servido los esfuerzos que estábamos haciendo para mejorar la salud, la economía, si seguían matando a nuestra gente y los jueces y fiscales dejaban libres a los asesinos.

De poco servía transformar la educación, si desde las mismas cárceles las pandillas daban órdenes para matar cobardemente a nuestra niñez y reclutar forzosamente a nuestra juventud.

No podíamos dedicarnos en invertir millones de dólares en construir infraestructura vial, lo hacíamos, pero no iba a ser suficiente si los salvadoreños no podían caminar libremente por esas calles.

Así que, tomamos la decisión de depurar el ministerio público, la fiscalía, el órgano judicial y el sistema carcelario.

Además, cambiamos las leyes para asegurarnos de que los terroristas no salieran de nuevo de la cárcel.

Y fue en ese momento, cuando comenzaron las condenas internacionales, algunos países, medios de comunicación, algunos expertos iniciaron un ataque sistemático contra cada una de las decisiones que tomábamos, personas que nunca utilizaron su poder y su influencia para exigir seguridad para nuestra gente asesinada, de pronto estaban en contra de nuestras decisiones para detener la masacre. Países que nunca condenaron el asesinato de cuarenta salvadoreños por día, de pronto nos piden explicaciones de porqué cambiábamos al fiscal, a los magistrados o a los jueces.

¿No les parece absurdo que nos cuestionaran por eso? ¿De quién es la responsabilidad de mantener una política y seguridad interna en cualquier país del mundo?, es responsabilidad del gobierno, del órgano ejecutivo si, a través de las fuerzas de seguridad del estado y del sistema penitenciario, pero en cooperación con el Ministerio Público, con la Fiscalía, con el órgano judicial, era una condición indispensable que todos trabajaran articulados y alineados para un mismo lado para que el plan funcionara.

Si hubiésemos dejado el mismo fiscal general anterior, si hubiésemos dejado los magistrados de la sala anterior, si hubiésemos dejado a los jueces que muchos protegieron y quienes hasta emitieron condena cuando los removimos, seguiríamos siendo la capital mundial de los asesinatos, si los hubiéramos escuchado, seguiríamos perdiendo miles de salvadoreños a manos de los terroristas. Gracias a Dios, no les hicimos caso.

Cada una de las decisiones que hemos tomado nos trajeron a este momento. Hoy El Salvador compite con Canadá por ser el país más seguro de todo el continente.

No solo somos el país de América Latina con menos homicidio per cápita, por mucho, sino que también hemos reducido todos los delitos al mínimo. La gente ya puede caminar por las calles que por mucho tiempo estuvieron prohibidas por las pandillas.

Los negocios ya no pagan extorsiones, los niños ya pueden salir a jugar a los parques sin miedo a que los recluten o maten. Son cosas que alguno de ustedes les sonará como básicas o cotidianas, ir a jugar al parque, salir a las calles, pero en nuestro país no existía.

Nos criticaron y condenaron por cada una de las decisiones que tomamos en aquel momento, intelectuales, periodistas, políticos y organizaciones de todas partes, se enfrascaron en un debate sobre lo que estábamos haciendo. Hoy vengo a decirles, ese debate se acabó.

Las decisiones que tomamos fueron acertadas, ya no somos la capital mundial de la muerte, y lo conseguimos en tiempo récord. Hoy somos un referente de seguridad y nadie lo puede poner en duda, allí están los resultados, son irrefutables.

En El Salvador hicimos lo correcto para El Salvador y ahora que gozamos de este nivel de seguridad, hemos podido abrir el país para el mundo entero.

Solo este año recibimos miles de atletas con los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Somos el epicentro mundial del sur.

Acabamos de firmar un acuerdo con Google para digitalizar el estado en servicios como la educación y la salud. Cada vez tenemos más turismo, interno y externo.

Cada vez más gente quiere venir a conocernos y a invertir en El Salvador. Muchos salvadoreños en el exterior que pasaron años sin poder volver a su tierra, ahora están viniendo e invirtiendo en el país y tienen planes para regresar.

De acuerdo a un estudio hecho el año pasado 2022, por la organización internacional de las migraciones en esta misma Naciones Unidas, más del 60% de los salvadoreños que residen en Estado Unidos, que son muchos, tienen la intención de regresar a El Salvador.

Sabemos que falta mucho para lograrlo, pero estamos en camino de conseguir nuestra meta de revertir el éxodo masivo de salvadoreños producto de todas las políticas equivocadas del pasado y de la guerra civil.

Y llegar a nuestro sueño de tener migración inversa, que más salvadoreños regresen que los que salgan y los mismos estudios de aquí de las Naciones Unidas ya lo vaticina.

Dentro de unos meses también seremos sede del certamen de MISS UNIVERSO, un certamen que nos pondrá nuevamente en los ojos del mundo y atraerá todavía más turismo y más inversión.

Además de todo eso, estamos construyendo más y mejores relaciones con países aliados que quieren ayudarnos a construir nuestro país, a construir nuestro sueño. Yo no estoy diciendo esto para alardear, aunque si me siento orgulloso de todo lo que hemos logrado, Lo estoy diciendo porque este es un ejemplo de lo que todos los países pueden lograr cuando comienzan a hacer valer su soberanía.

Mírennos a nosotros de ser reconocidos por la violencia, hoy nos reconocen por nuestros paisajes, por nuestras olas y sobre todo por nuestra VALENTÍA.

Hoy el mundo puede ver todo nuestro potencial, tenemos un país lleno de maravillas por ofrecer. Los que nos visitan pueden desayunar en la playa, surfear olas de calidad mundial, en un mar que tiene la temperatura ideal todo el año. Pueden almorzar en la montaña, probar el mejor café del mundo, con nuestros soberbios volcanes y hermosos lagos de paisajes.

Pueden cenar en la capital con toda la modernidad y la comodidad y ahora con la seguridad que muchas ciudades del primer mundo desearían tener, y pueden hacer todo eso en un solo día.

Pero lo mejor es que encontrarán en nuestra gente, un pueblo amable y trabajador que siempre está buscando hacer algo nuevo.

Cuando se animen a visitar nuestro país, se darán cuenta de que los salvadoreños estamos orgullosos de ser salvadoreños, algo que hace unos años no sucedía.

El Salvador está renaciendo, porque nos atrevimos a desafiarnos a nosotros mismos, y decidimos que nada ni nadie nos diría que hacer. Estamos muy lejos todavía de donde queremos llegar, pero seguiremos trabajando duro y tomando nuestras propias decisiones para alcanzar esa grandeza que anhelamos.

Creemos que el mundo también necesita renacer, pero esa será decisión de cada pueblo. Nosotros en El Salvador estamos dando el ejemplo marcando un camino por si alguien más lo quiera recorrer.

Muchas gracias y que Dios bendiga todas las naciones del mundo.

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