28.4 C
Honduras
martes, mayo 14, 2024

Los preñadores y otras pestes

Todavía no se ha logrado una legislación que sea realmente efectiva para proteger a los hijos concebidos en un momento de pasión, nada que ver con la responsabilidad de traer una vida al mundo.

Quizá por esa razón andan circulando por todas partes ese tipo de personas que se podrían llamar “Los preña y huye”.

Son hombres acostumbrados a regar sus semillas por dondequiera que pasan, dejando a sus hijos tirados por aquí y por allá, sin importarles la clase de vida a las que los lanzan.

Tenemos un país donde abundan las madres solteras, mujeres que -engañadas o no- tienen que hacer frente a la crianza de esos hijos que, generalmente, crecen en la miseria.

Obligados a pedir limosna o a trabajar desde una muy temprana edad, los hijos de esos preñadores están destinados -en la mayoría de los casos- a una vida de privaciones y sin esperanza de un futuro.

Pandillas de barrio, maras organizadas y las organizaciones criminales mayores se nutren -en parte- de estos niños.

Quizá existen las leyes, hay un Código de Familia y muchos discursos de políticos y aprovechados, pero a la hora de la hora, esos niños son abandonados a su suerte por el preñador.

En algunos países se ha enfrentado este problema con toda la dureza que exige el futuro de los niños. Costa Rica -por ejemplo- tiene una de las legislaciones más estrictas que incluye cárcel para quienes no cumplan con la obligación de pagar por el mantenimiento y la educación de sus hijos, son las temidas y muy respetadas “Pensiones alimenticias”.

Aquel padre que no paga lo que le corresponde enfrenta prisión, de la cual no sale mientras no cumple, así de duro, así de sencillo.

Tampoco se le permite salir del país si no garantiza financieramente -fianzas o depósitos- que sus hijos no pasarán penurias, o sea, dicho de otra forma, “pague primero y viaje después”.

No estoy muy seguro de las estadísticas, no hay una forma precisa de saber qué porcentaje de los niños que nacen en Honduras son criados por esas madres solteras, pero sin duda son muchos, los vemos en la calle pidiendo limosna en lugar de luciendo un uniforme escolar.

¿Qué se puede hacer? Cómo evitar ese proceso que es casi endémico, una verdadera pandemia que nos ha afectado durante siglos.

Olvidemos aquello de dejar el asunto a la conciencia de los “preña y huye”, esos no tienen conciencia.

Honduras debe revisar las leyes y, sobre todo, aplicarlas de la manera más estricta, la prisión por falta de pago es un excelente procedimiento. Duro, desde luego, pero es mucho más dura la vida y el destino al que se lanzan esos niños que no tienen ninguna culpa de haber sido concebidos en un momento de “calentura”.

Aparte de eso, pero jamás sustituyendo la dura y necesaria ejecución de la ley, en escuelas y colegios debe impartirse educación sexual, lo mismo que en los hogares; no se debe seguir permitiendo que los niños aprendan en la calle algo tan importante. Parte de la situación (bastardización masiva) se debe a la ignorancia.

La educación sexual debe incluir visitas a las atestadas salas de maternidad donde puedan presenciar, en vivo y a todo color, el momento del parto, dolores, gritos, falta de atención médica adecuada. Quizá contemplando ese montón de muchachitas que diariamente se convierten en madres cuando aún están en la niñez, obligadas a criar otros niños cuando aún deberían estar jugando con muñecas se puede ayudar a prevenir el problema.

Somos un país de machistas, lleno de tipos “preña y huye”, eso debe cambiar. Y, como no creo que sea algo que nacerá espontáneamente, debe ser la ley, dura, inflexible, terminante, la que proteja a las futuras generaciones.

¿Tenemos un Código de Familia? ¡Bien! Primero que todo hay que revisarlo y actualizarlo. Luego, ¿qué tal enseñar lo básico en la educación primaria y secundaria?, y, por qué no, también  utilizando la magnífica herramienta de los dispositivos móviles.

El Estado tiene a su alcance la manera de llegar a los niños, a las palmas de sus manos con algo de educación positiva, quizá se puede convertir en un gran “influencer” que los guíe en algo tan importante donde, hasta ahora, están a merced de otros “influencers”, la mayoría de éstos, grandes estúpidos e ignorantes.

Ahí los niños podrán aprender sobre sus derechos y deberes, quizá eso ayude en algo.

Mientras tanto, las madres solteras, los niños abandonados a su suerte, siguen naciendo de a miles por todas partes, sin mucha esperanza  en el país donde reinan los “preña y huye”.

- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: