Por Carlos Alvarenga, Abogado y MAE.
Lo que Luiz Inácio Lula da Silva hizo en sus primeros mandatos fue lo que todo buen mandatario debe hacer y es dejarse asesorar por los que sí saben.
Un Estado es una organización sumamente compleja. Tomar cartas en cada uno de sus asuntos, para abordarlos en debida forma, requiere de expertos en cada área que abarcan un abanico infinito demasiado vasto para ser comprendido por un presidente. Los buenos consejeros hacen al buen rey.
En lo que respecta a la economía, a las finanzas, a la innovación y emprendedurismo; a la ciencia y la tecnología, por ejemplo, los países que han despuntado en los últimos 50 años no lo han hecho con fórmulas comunistas, mucho menos leninistas estalinistas soviéticas. Esas cosas fueron un total fracaso genocida.
Solo miren a China continental y a Vietnam, pocos países tan comunistas como ellos y, ¿qué hicieron?: renegaron de tremenda locura y se volvieron capitalistas, y en el caso de los chinos, en forma extrema.
Ello nos lleva a concluir que lo que un buen presidente de izquierda debe hacer es lo que hacen los gobiernos capitalistas en economía, finanzas, libre mercado, etc. De lo contrario, caerán en el agujero sin salida de un socialismo latinoamericano deformado, hueco, sin cerebro, como el de Venezuela.
En el caso de Cuba es un caso muy particular. Los procubanos pregonan las bondades del sistema, y de que las hay, sin duda, que las hay, como, por ejemplo, cero delincuencia, mortalidad infantil y maternal, analfabetismo; educación gratuita universal, cultura, deporte, etc., pero a cambio de que el pueblo sea sumiso, callado, dócil, obediente, prisionero en la isla, en un ambiente sin innovación, sin contacto con el mundo exterior, y condiciones de pobreza: sueldos bajísimo, edificios cayéndose, sistemas eléctricos derruidos, sin aparatos eléctricos modernos, sin acceso a la web abierta, sin posibilidades de adquirir lo que se le antoje, etc. Es como la fábula del lobo libre y el perro casero.
Viven con la cantaleta del embargo, ¡por Zeus!, ¿acaso no leen, no investigan? Cuba tiene relaciones comerciales con montón de países a los cuales el embargo ni les va ni les viene, y entre ellas, muchas naciones amigas de los EE.UU., como Francia, España, Alemania, así que eso del embargo no es más que una mentira: Cuba vende sus productos al mundo sin restricciones. Lo que pasa es que su sistema económico es una farsa.
Volviendo a nuestro tema. Lula Da Silva hizo buenos gobiernos gracias a que siguió los mandatos del liberalismo político y el capitalismo económico: bajó la inflación, alta tasa de crecimiento de PBI, reducción del desempleo, aumento de la balanza comercial, fortalecimiento del mercado interno, diversificación y facilidad de acceso al crédito, pago anticipado de las deudas al FMI y Banco Mundial, total libertad de empresa, libertad de contratación, no manipulación de precios, sin expropiaciones de empresas eficientes en manos privadas, apertura a los mercados en doble vía, etc.
De toda esa riqueza generada y bien administrada, sus dos gobiernos pudieron realizar grandes obras sociales que eso es lo que se espera de la izquierda, porque en honor a la verdad, a la derecha o se le olvida o le importa un bledo: becas, asistencia social, capacitaciones y créditos a bajos intereses a los campesinos, ampliar los servicios de salud y la cobertura de educación. Así sacó a millones de brasileños de la pobreza.
Como consecuencia de todo ello dejó la Presidencia con un 80% de aprobación y se convirtió en un referente internacional en la lucha contra las desigualdades.
¿Qué, de todo esto, va a implementar el Gobierno de doña Iris Xiomara Castro Sarmiento?
Pues vuelvo a lo mismo: mientras sea su esposo con su nociva sed de venganza y metiendo sus tentáculos en todo el aparato estatal, será bien difícil, y estamos viendo ya las consecuencias: no hay medicinas, personal sin sueldo, tomas de calles, la delincuencia desbordada, los pobres huyendo de sus hogares.
Repito, el Mal es Mel y le hace un tremendo daño al Gobierno de su esposa.
