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martes, mayo 14, 2024

La educación virtual y el acceso a la tecnología en Honduras

En el año dos mil veinte llegó a Honduras la pandemia por la COVID-19 e inmediatamente después llegó de forma oficial y para quedarse la educación virtual; Honduras determinó cerrar indefinidamente los centros de estudio como primera medida para hacer frente a la COVID-19, la Secretaría de Educación (2020) creó la estrategia que lleva por nombre “Te queremos estudiando en casa” con el propósito de dar continuidad a los procesos de aprendizaje de los educandos. Algunas de las medidas adoptadas por el Gobierno de Honduras fueron: Clases obligatorias en modalidad virtual por decreto ejecutivo. La estrategia del Gobierno se desarrolló en tres etapas: 1) Estudiando en casa (tomando sus clases dirigidas hasta sus hogares). 2) Clases radiales (Secretaría de Educación en conjunto con radioemisoras, televisoras y compañías operadoras de cable). 3) Plataforma propia: – Educatrachos, Cevirtual (Centro Educativo Virtual) – Canal Youtube Portal Educativo – distribución de computadoras y tabletas para estudiantes de nivel básico.  En el nivel universitario, el Consejo de Educación Superior del país presentó un acuerdo en marzo de 2020 estableciendo la suspensión académica de las 21 universidades representadas en el país (UNAH, 2020) y adoptando la modalidad virtual vía plataformas.

Por otra parte, el Congreso Nacional de la República aprobó un decreto con el fin de habilitar a todas las compañías de cable, televisoras y radiodifusoras locales, para que cedan dentro de su campo de programación, en los horarios comprendidos entre las 7:00 a.m. y 6:00 p.m., al menos una hora diaria para difundir los contenidos facilitados por la Secretaría de Educación. En los horarios mencionados se estableció un programa de trabajo en el cual se organizaron las lecciones educativas y se continuara con el proceso enseñanza aprendizaje aun así no tuvieran cobertura digital los alumnos beneficiados. En caso que los alumnos tampoco no contaran con estos medios, el decreto indicó que se les harían llegar fascículos por medio de las 298 alcaldías de Honduras.

En Honduras no se ha desarrollado política pública permanente para disminuir el impacto de la brecha digital en la educación durante tiempos de pandemia o afines. En política pública tenemos la autorización de las clases en modalidad “virtual” por medio del Decreto No.60-20 del Poder Legislativo, en este decreto también se indicó que “durante el año lectivo iniciado en el 2020, y mientras no se reanuden las clases del sistema de educación pública de manera presencial, todas las compañías que ofrezcan servicio de internet, incluyendo el uso de datos móviles a nivel nacional, debía brindar de manera gratuita el servicio de internet a la Secretaría de Educación para que los maestros y los estudiantes del sistema de educación pública pudieran llevar a cabo las actividades académicas virtuales”, lo anterior fue un decreto aprobado por el Congreso Nacional y propuesto por el actual presidente de la Comisión de Educación, Edgardo Casaña, sin embargo, ese decreto, aunque fue ley de la República, no tuvo el efecto esperado pues las compañías de cable e internet hicieron caso omiso con la complacencia o indiferencia del Gobierno de turno y así muchos centros educativos y niños nunca tuvieron acceso a internet.

Los diarios de la república titulaban que esta modalidad era estaba fracasada, ya que muchos alumnos serían afectados en sus estudios debido a que, las clases virtuales puestas en marcha por la Secretaría de Educación, por la pandemia de la COVID-19, fueron un fracaso, sobre todo en zonas donde los alumnos no tienen acceso a las tecnologías.  «Para el país no ha sido una opción viable porque desde antes de la pandemia tenía una de las coberturas más bajas de servicios de Internet del mundo», dijo a el exviceministro de Educación, Armando Euceda, al referirse al «fracaso» de la modalidad de clases virtuales para los estudiantes de educación básica de Honduras.

Euceda recordó que «la pobre cobertura» que tiene el país en Internet y otras tecnologías, a lo que se añade la pobreza y miseria que afecta a más del 60 % de los 9.3 millones de hondureños. En Honduras solamente 16 de cada 100 personas tienen acceso a un ordenador, en el área urbana; mientras que, en las zonas rurales, donde está la mayor población de niños, apenas el 1.9 %. No estábamos preparados para afrontar como nación, un cambio de modalidad de lo presencial a lo virtual, con el poco acceso a un ordenador se dificultaba la comunicación entre los estudiantes y sus docentes; estos últimos procuraban preparar sus clases de la manera más didáctica para darse a entender en una modalidad también desconocida por la mayoría de docentes que alejados de la tecnología y acostumbrados a trabajar con herramientas tradicionales como sus libros de texto y material didáctico físico, difícilmente se adaptaron a esta nueva forma de trabajo.

En muchos centros de educación de nada servía un emisor impartiendo clases, si los receptores eran muy pocos, esto trajo un descontento de los padres de familia en todo el país, sin embargo no era culpa únicamente de la pandemia y de la población sino también de la falta de políticas educativas del Estado de Honduras, ya que por muchos años no se crearon plataformas eficientes y permanentes que sean reconocidas por la mayoría de los hondureños, dichas plataformas que debieron haber sido herramientas complementarias para utilizarlas por los alumnos de todos los niveles educativos, y sean la vía alterna en casos de emergencias nacionales o regionales o ante nuevas situaciones similares a la pandemia.

Honduras posee 9.83 millones de habitantes, de los cuales un 57 % vive en zonas urbanizadas, para luego conocer que un 83 % de la población posee celulares con conexiones móviles, lo que representa 8.2 millones de ciudadanos. Según nos indica el Digital Policy Law, sólo 40 de cada 100 ciudadanos utilizan Internet en Honduras (fijo o móvil), lo que se traduce en alrededor de 3 millones 600 mil personas usuarias. Las señales 4G alcanzan a 92 % de las cabeceras municipales del país, lo que representa un crecimiento de cobertura de 2.4 puntos porcentuales en comparación con el cuarto periodo de un año atrás. Honduras tiene todavía un camino por recorrer en materia de telecomunicaciones.

La educación virtual tiene ventajas que no las tiene la educación presencial, una de ellas es que los alumnos llegan de forma electrónica a su centro educativo, otra es que es más económico tomando en cuenta alimentación, vivienda y transporte, y algunos materiales didácticos en físico que se ahorra tanto el docente como el alumno, sin embargo, este cambio de praxis no incluye suficientes oportunidades de aprendizaje equitativas para todos los estudiantes. De hecho, es posible que acentúen problemas ya conocidos en el aula tradicional de clases en Honduras.

Concluyo exponiendo que la brecha digital no solo puede ser vista como un problema tecnológico, sino como una complejidad social y económica que limita las capacidades de nuevas generaciones para poder ingresar a nuevos procesos de aprendizaje, salud y producción. Honduras, al igual que los demás países de la región, deben comenzar a caminar por la vía de los recursos informáticos y no verlos como meros aparatos o instrumentos, sino como una vía para afrontar la crisis previa, durante y post pandemia. Es momento de adoptar de manera permanente la virtualidad en forma de “educación híbrida”, de manera tal que esta modalidad se empalme con la formación profesional que las generaciones más jóvenes necesitarán para el eventual mercado laboral que los espera, mismo que tendrá alto porcentaje de virtualidad adoptada de las lecciones aprendidas durante los meses de contingencia por la COVID-19.

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