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Honduras
sábado, mayo 3, 2025

Justicia y verdadera democracia

Las palabras que derivan de una certificada potestad y bien ponderada jurisdicción y mando, no pueden pasar desapercibidas cuando desfilan los días de enteras y largas noches, observando la población sus acciones y realidades que se distinguen sin tanta duda e incredibilidad.

En efecto, un activo viaje paso a paso, mediante una operación valerosa, manifiesta influencia y expresión de alta calidad, al vencer los obstáculos con ánimo y voluntad, consiguiendo apartar la desazón, la envidia, la codicia y el orgullo, para frenar
las miserias de la vida, y, por lo consiguiente, obteniendo caminar con aptitudes coordinadoras y convincente dominio general por las intrincadas rutas que conducen a los
pueblos, con peculiar estilo, por anhelos de bienestar y seguridad para todos.

Los pensamientos y movimientos de reclamación o justa exigencia del poder político y social; es decir, del imperio de los derechos conculcados y visiblemente transgredidos o infringidos, encima de la época reciente de un pasado tenebroso, oscuro y triste, quedaron enjaulados por los índices históricos de Honduras, comprendiendo la inflexión de un comienzo de amplio desenvolvimiento con obediencia, dignidad y significativa consideración para conquistar un futuro promisorio para las futuras generaciones de hondureños.

Nuevos ordenamientos jurídicos y leyes de aplicación estricta y necesaria por exigencias de la realidad y época que vivimos, son paradigmas o ejemplos de intensidad que inducen a conformar un modelo de vida que salvaguarde las inquietantes corrientes, y se traduzca con el tiempo, en obras benefactoras de preponderancia, equidad, calidad e impulso progresista para todos.

Por tales razones, estimamos que la moderna participación comunicativa es transformación política, educativa, cultural y social de las naciones y base fundamental del desarrollo humano de las comunidades.

La difusión de ideas dentro de un plano de amplia libertad no puede dejar de pasar
desapercibidos dentro de un incalculable como descomunal Plan de Gobierno, complementado este, sin reservas, restricciones o limitaciones de ninguna naturaleza.

La indispensable atención o servicio médico, bonificación social, seguridad ciudadana y otras actividades de similar condición no deben ser de ninguna manera descartadas y tienen la obligación de comprender o penetrar los más apartados rincones de la geografía nacional.

Una ley de seguridad, defensa ciudadana y convivencia social, los bonos tecnológicos, las sustanciales asistencias o ayudas humanitarias no logran ser una contraposición al ejercicio de los derechos humanos, puesto que se conciben como una honda preocupación de la población y un verdadero ejercicio gubernamental de la democracia funcional, participativa y republicana.

Tal orden de ideas e invariable y consecuente posición, aparejada con lo antes afirmado, la Constitución de la República en vigencia, regula tal situación con el desarrollo y crecimiento suficientes, y por tanto, congruente con lo establecido en los artículos 61 y 62 del referido e indicado texto, que literalmente dicen: “La Constitución garantiza a los hondureños y extranjeros residentes en el país, el derecho a la inviolabilidad de la vida, a la seguridad individual, a la libertad, a la igualdad ante la ley y a la propiedad.

Los derechos de cada hombre están limitados por los derechos de los demás, para la seguridad de todos y por las justas exigencias del bienestar general y del desenvolvimiento democrático”.

Esto implica que no puede haber controles o restricciones debiendo respetarse de
manera proporcional el contenido de tales disposiciones esenciales. No existiendo clases privilegiadas de ninguna especie.

Tampoco puede coexistir un desequilibrio y actos de destrucción o negación de las facultades y obligaciones inherentes a los seres humanos.

La justicia y verdadera democracia se involucran en la seguridad Individual y colectiva, el bienestar gubernamental, la salud pública, la cultura, el arte, la instrucción general, la genuina como positiva reactivación o apertura de fuentes de trabajo, con efectiva regulación, fortaleciendo un baluarte de esmerada actividad, símbolos declaratorios inmarcesibles como expresión liberal y crecimiento de los países.

El temperamento y carácter de los pueblos se forja bajo los paramentos de la potestad de las libertades públicas.

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