Redacción. Una gigantesca masa de sargazo, algas marrones flotantes que cada año se acumulan en el océano Atlántico, amenaza con afectar a gran parte del Caribe y las costas del sureste de Estados Unidos.
Según investigadores de la Universidad del Sur de Florida, la floración de este año ya alcanza las 31 millones de toneladas.
Su impacto ya se siente en playas de Florida, y expertos advierten que algunas porciones podrían llegar hasta Honduras.
Estas algas, aunque cumplen una función ecológica en mar abierto al servir como hábitat para especies marinas, se convierten en un serio problema al llegar a las costas.
Una vez varadas en la orilla, comienzan a descomponerse, emitiendo gases tóxicos como sulfuro de hidrógeno y amoníaco, que no solo generan un fuerte hedor, sino que también representan riesgos para la salud humana y animal.
Además, la sombra que proyectan impide el paso de la luz solar, afectando ecosistemas marinos como los arrecifes de coral, manglares y praderas submarinas.
El fenómeno, que ha venido intensificándose desde 2011, se ve impulsado por el cambio climático y el exceso de nutrientes en el agua, principalmente nitrógeno y fósforo provenientes de fertilizantes agrícolas en Estados Unidos y Sudamérica.
¿Afectarán a Honduras?
En el caso de Honduras, el meteorólogo de COPECO, Alberto López, conversó con ElPaisHN sobre la posibilidad de que una parte de esta masa de sargazo llegue al litoral atlántico del país.
“Honduras podría verse afectada, porque cuando tenemos corriente del norte, como desde Norteamérica hacia acá, se nos vienen también algas del Atlántico Norte.
«No puedo asegurar que vienen desde Miami, pero hay probabilidades de que parte de esa gran masa llegue a nuestras costas, especialmente en zonas como Puerto Cortés”, explicó.
Aunque los mayores impactos se esperan en Cuba, Jamaica, Puerto Rico, Haití y República Dominicana, las autoridades hondureñas ya están evaluando el posible alcance del fenómeno.
De confirmarse su llegada, la presencia de sargazo podría representar una amenaza ambiental y económica para las comunidades costeras que dependen del turismo, la pesca y el ecosistema marino.