George William Jorgensen Jr. (1926 a 1989) fue el primer norteamericano que intentó cambiar de sexo, física y legalmente. Conocido luego como Cristina Jorgensen, tuvo algún éxito en el mundo del espectáculo.
Después, como sucede con todas las novedades, pasó de moda y se perdió en la historia. Bueno, ya empezamos por el principio, tomemos las cosas de ese momento en adelante.
Analicemos la realidad del cambio de sexo. Como es sabido -y sin duda algunala especie humana solo tiene dos sexos, masculino y femenino, pare de contar. Entonces, supongamos que un hombre se cree lobo, se va a la selva, empieza a tratar de vivir lo que piensa que es la vida de los lobos, incluyendo aullar hacia la luna y otras características que identifican a los lobos.
Quienes han leído a Kipling o visto alguna de las versiones de Disney sobre un niño huérfano que fue creado por lobos en India, sabrán que perfectamente un niño puede adoptar el comportamiento de los lobos y, quizá -dependiendo de lo profundo del caso- nunca llegar a ser un humano normal, pero, jamás de los jamases dejará de ser hombre, nunca será lobo, por más duro que aulle o peludo que tenga el cuerpo.
Algo así sucede con un desquiciado mental conocido como el “Hombre Tigre” (Dennis Avner), quien se ha sometido a múltiples cirugías, injertos, tatuajes y toda clase de locuras para parecer tigre, inclusive el implante de un rabo. Don Dennis puede creer lo que quiera, vestirse como le dé la gana, pero jamás, nunca, será un tigre.
Y, después de todos estos antecedentes llegamos al punto; un hombre que se cree mujer, se maquilla y viste como tal, que finge la voz para sonar femenino y que -en casos extremos- se corta esto y aquello se convierte en mujer? La respuesta es la misma que los lobos y tigres, un rotundo no! Al igual que los casos citados, de lo que se trata es de un enfermo mental que cree que es mujer pero, para su desgracia, nació hombre y viceversa.
Entonces, por qué algunas sociedades están aceptando el “cambio de sexo” como si eso fuera posible? Cambiarse el nombre legalmente sí es factible, después de algunos trámites George puede tener documentos que digan que se llama Cristina (como el caso citado al principio) pero eso no lo transforma en mujer, a lo más que llega es a convertirse en un caso raro y, posiblemente, tener muchas confusiones en documentos legales. Pero aceptar que los Georges -nacidos hombres- puedan convertirse en mujer, eso es otra cosa.
Pero hay gobiernos “progresistas” que están permitiendo el cambio de sexo legalmente (aunque sea imposible biológicamente) y la pregunta es por qué lo hacen? Inclusión dirán algunos, tolerancia dirán otros, estupidez diría yo. La presión de grupos LGBT, muy organizados y activos, puede ser una razón, no olvidemos que detrás de cada uno de ellos hay un voto, cosa muy importante para los políticos, que son los que hacen las leyes.
Esos y otros intereses les han ido abriendo espacio hasta permitir que un hombre entre al baño de las niñas en algunas escuelas, colegios y lugares públicos y, en otros casos, que un hombre vestido de mujer compita con mujeres reales en deportes que incluyen boxeo y lucha.
Eso es una estupidez, además de ser injusto para niñas y niños normales, que no entienden lo que está sucediendo cuando una muchacha se baja su ropa interior y saca su miembro masculino para orinar.
En uno de los concurso de belleza femeninos hace algunos años España mandó un transexual como “la Miss” de ese país. Existe un video donde, de manera accidental, al hombre ese se le estaba saliendo algo… se creía mujer, lo aceptaron como mujer y ni siquiera se había cortado nada; era puro maquillaje, implantes y vestuario! Se creía mujer, pero no tuvo el valor -o el dinero- para dar el paso final! ¡Qué estupidez! Hablando de operaciones, si un hombre llega donde un cirujano y le pide que le corte un brazo, ¿cree usted que lo haría, ofreciera lo que ofreciera? Habría que verlo. Siempre he pensado -y sostenido que cada uno puede hacer con su cuerpo lo que desee, con tal que no perjudique a los demás.
Lo que sí nos perjudica a todos, especialmente a los menores, es que los gobiernos de algunos países permitan -y hasta estimulen- esa confusión. Un consejo para el “Hombre Tigre”, no se le ocurra jamás meterse en una jaula con tigres -especialmente si no han comido- y a los trans les recomiendo: jamás vayan a un país musulman radical, ahí les cortarán todo, empezando por la cabeza.