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jueves, mayo 16, 2024

HODUREÑOS, ¿POR QUÉ TANTA AFICIÓN POR NAYIB BUKELE?

Es un genio para el manejo de la imagen. Su empresa de publicidad fue la que sirvió al FMLN, el partido de la exguerrilla. Tiene harta experiencia en eso, así que, haga las cosas que haga, aunque sea pintar la pared de una escuela, las presenta al mundo (mediante las redes) como si fuera un hecho espectacular sin precedentes.
Pero al César lo del César.

La pandemia la manejó de forma sobresaliente. Cerró inmediatamente las fronteras, puso restricciones severas y le dio total potestad a la Policía para cumplirlas. Las citas para vacunarse eran electrónicas. La gente llegaba y a la hora puntual lo atendían, sin hacer cola. Compró vacunas, no esperó a que las regalaran, como sucedió con el gobierno de Juan Orlando Hernández que no compró ni una tan sola.

Se las ingenió para hacer un hospital para atender a los pacientes de la COVID-19 en, realmente, dos patadas: cogió un edificio para ferias internacionales donde se exhibían productos de diferentes partes del mundo, tomó prestadas camas, aparatos, instrumentos hospitalarios de diferentes nosocomios y en un ratito, literalmente, ya estaba funcionando, sin gastar ni un cinco, no como acá y la triste historia de los cajones inservibles.
A este punto yo me pregunto, si los nacionalistas ya habían robado suficiente (casos pandoras, las becas, los sistemas de riego, la caja chica de la primera dama, la red de corrupción de los diputados, el mascarillazo, en fin, tantos casos más) ¿no les pudo palpitar el corazón a favor de los pobres, el personal médico, los enfermos, y dejar de robar en la pandemia? No, es que el cleptómano roba hasta por deporte.
Otra cosa que Bukele ha hecho e inclusive a mí -que soy un total detractor de su dictadura descarada y totalitaria- me tiene encantado es el real combate contra las maras: con mano dura, pero no aquella que ofreció en la campaña presidencial Pepe Lobo que terminó siendo una mano caída, blandengue y con reumatismo.

Nayib Bukele ha hecho que uno de los países más violentos del planeta, sea ahora la estrella polar de muchos ciudadanos del mundo que quieren que sea su presidente. Un fenómeno así, pero de verdad, no de papel como Barak Obama que fue más de lo mismo, no lo he visto nunca en mi medio siglo de vida.

Bukele sin duda ha hecho pocas, pero grandes cosas, no obstante, destruyó la Constitución, la democracia y el sistema republicano, y ha hecho de la hacienda pública su cuenta bancaria personal sin rendir cuentas a nadie, y ni se diga la persecución contra los opositores y los medios de comunicación adversos a sus prácticas antidemocráticas.
Por cierto, que me he dado cuenta que los partidos políticos y sus seguidores, cuando son oposición, siempre se desangran las cuerdas vocales exigiendo se respeten aquellos pilares fundamentales de todo Estado moderno, pero cuando son gobierno les vale un pepino, un cacahuate y un rábano. A Nayib Bukele le ha valido los tres.
En primer lugar, en su campaña política para optar a la Presidencia mintió. Dijo que no se reelegiría, pero ya manoseó la Constitución, al Tribunal Supremo Electoral y, como siempre, a la prostituible Sala de lo Constitucional. Va para la reelección.

Dijo que traería a la CICIES, y cumplió, pero no duró ni un año, porque empezó a investigar casos de corrupción de sus parientes. La sacó a patadas, así mismo como Jimmy Morales, en Guatemala, cuando la CICIG empezó a investigar a su hermano, y Mauricio Oliva, acá en Honduras, sacó a la MACCIH, cuando empezó a pisarle los talones. Como ven, son lobos de la misma madriguera.

En El Salvador, por leyes secundarias, a la empresa privada y otras entidades no gubernamentales se les daba un puesto en la junta directiva de diferentes entidades descentralizadas o desconcentradas. Nayib ordenó a sus diputados – que son mayoría simple en la Asamblea Legislativa- que reformaran todas las leyes orgánicas de todas las entidades y sacaron a cualquier participante que no fuera del gobierno puesto por él.
También ordenó a sus diputados, sumisos de tal forma que la división de poderes no existe, que hiciera un antejuicio, a todas luces ilegal, para defenestrar a los magistrados de la Sala de lo Constitucional y al Fiscal General de la República, y emitieron un decreto para que todos los jueces y magistrados del país mayores de 60 años se jubilaran de inmediato. Así logró tener también en su mano al Poder Judicial, sin dejar de mencionar que, tal y como es la tónica en Latinoamérica, las FF.AA. y la Policía Nacional Civil son totalmente obedientes. Se cansaron los hombres de armas que les quitaran la visa para ir a ver a Mickey Mouse.

¡Hondureños amantes de Nayib Bukele!, ¿no era acaso todo eso lo que la mayoría de ustedes odiaba de Juan Orlando Hernández Alvarado? ¡De contradicciones está hecha la naturaleza humana!

El espacio no me alcanza para enlistar tantas cosas más que ha hecho, quizá solo mencionar el más grave: metió al país a la locura del bitcóin para lo cual apostó, como si fuera ruleta en un casino, millones de dólares no presupuestados (no autorizados por el Parlamento) en esa veleidosa criptomoneda que, lo último que recuerdo, va en picada, así como la economía salvadoreña que sencillamente está estancada y muestra el peor índice de desarrollo económico de toda Latinoamérica.
El invierno está cerca.

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