En una ceremonia especial, las Fuerzas Armadas de Honduras (FFAA), conmemoraron este martes el cese de hostilidades y fortalecimiento de la paz entre Honduras y El Salvador, así como el Día del Veterano de Guerra.
En el año 1969 se desató un conflicto bélico entre los países centroamericanos de El Salvador y Honduras, que en realidad poco o nada tuvo que ver con el futbol.
A 54 años del cese de hostilidades entre Honduras y El Salvador, renovamos nuestro compromiso con la promoción de la paz, el respeto mutuo y la construcción de lazos más sólidos entre nuestras naciones.
A los hondureños quienes lucharon por la patria, a los combatientes… pic.twitter.com/uahFnWwDyd
— José Manuel Zelaya Rosales (@JoseMZelayaR) July 18, 2023
Guerra de las 100 Horas
La llamada “Guerra de las 100 Horas”, suspendida por mediación de la Organización de Estados Americanos (OEA), fue acuñada periodísticamente como la “Guerra del Fútbol” por dos reporteros, el polaco Ryszard Kapuściński y el jamaicano Bob Dickens, con motivo de los partidos eliminatorios para el Mundial México 1970, que enfrentaban a las selecciones de ambos países.
Medio siglo atrás, la tensión migratoria detonó una guerra entre Honduras y El Salvador. Un atípico conflicto se encendió entre tropas y grupos contrarios como una hoguera en terreno seco.
Aquel episodio de dolor y muerte marcó la historia de ambas naciones centroamericanas.
Acabó con la vida de más de 5.000 personas en solo 100 horas. Dividió a dos pueblos hermanos. Bañó de sangre las fronteras del 14 al 18 del fatídico julio de 1969.
Muchos lo anticipaban. Pero, finalmente, ninguno lo esperaba.
Luego de que miles de salvadoreños se asentaran en tierras hondureñas tras dejar el país durante el gobierno del entonces presidente Fidel Sánchez Hernández.
Lo anterior, a consecuencia de la sobrepoblación y la concentración de la tierra en mano de unos pocos, los roces entre las administraciones convirtieron a los migrantes en blanco de persecuciones.
El impulso de una serie de medidas agrarias por parte del poder salvadoreño era cada vez más rechazado por los hondureños que, según investigadores como Emerson Hernández, autor del libro ‘Guerra Honduras – Salvador’, se hastiaron de ver cómo sus vecinos encontraban en esa nación una especie de “válvula de escape” para apartarse de la crisis de tierras.
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