Redacción. Un reciente estudio científico ha revelado un preocupante incremento en los niveles de mercurio en los ríos del planeta, generando alarma entre la comunidad científica por los riesgos que esta contaminación representa para la salud humana, la vida silvestre y los ecosistemas acuáticos.
La investigación, publicada por la Escuela de Ciencias e Ingeniería de la Universidad de Tulane, destaca que los niveles de mercurio en los ríos se han duplicado en comparación con los registros de la era preindustrial.
Este aumento está vinculado a diversas actividades humanas como la quema de carbón, la minería, los incendios forestales y la actividad volcánica, que liberan mercurio al ambiente, desde donde llega al agua a través del aire y el suelo.
El mercurio, un contaminante altamente tóxico, puede convertirse en metilmercurio al ingresar a los ecosistemas acuáticos, una forma aún más peligrosa que se acumula fácilmente en peces y mariscos.
Su consumo en altas cantidades está asociado a daños severos en el sistema nervioso, alteraciones en el desarrollo cerebral y otros problemas neurológicos.
El autor principal del estudio, el profesor Yanxu Zhang, explicó que los ríos cercanos a hábitats críticos de vida silvestre —como las rutas migratorias de aves en Asia Oriental y América del Norte— han sido especialmente afectados.
“Este patrón de contaminación pone en riesgo tanto a las especies animales como a las poblaciones humanas que dependen de estos cuerpos de agua”, afirmó.
Aumentos en América
Según los investigadores, los aumentos más significativos se han registrado en América del Norte y América del Sur, que en conjunto aportan el 41 % del crecimiento global de mercurio fluvial desde 1850.
Los científicos han hecho un llamado urgente a los gobiernos y organizaciones internacionales para tomar medidas que reduzcan las emisiones de mercurio y promuevan políticas de monitoreo ambiental más rigurosas, especialmente en zonas de alta vulnerabilidad ecológica.
Mientras tanto, especialistas aconsejan a la población reducir el consumo de pescados que suelen contener altas concentraciones de mercurio, como el atún, el pez espada y el tiburón, en especial en niños y mujeres embarazadas.
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El hallazgo se suma a la creciente preocupación por el deterioro ambiental que enfrenta el planeta, y subraya la necesidad de adoptar acciones inmediatas para frenar la contaminación de los recursos hídricos.