El asteroide 2024 YR4, descubierto el 27 de diciembre de 2024 por el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS) en Chile, ha generado preocupación a nivel global.
Aunque la probabilidad de un impacto es baja, con un 2.2%, las agencias espaciales siguen vigilando de cerca su trayectoria, dado que cumple con los criterios para activar los protocolos de alerta global.
El asteroide, que mide entre 40 y 90 metros de diámetro, podría colisionar con la Tierra el 22 de diciembre de 2032.
Ante esto, la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG), ambos apoyados por la ONU, han comenzado a tomar medidas preventivas.

¿Honduras está en peligro?
Según los primeros análisis de la IAWN, las áreas de mayor riesgo en caso de impacto incluyen el océano Pacífico oriental, el norte de Sudamérica (Colombia, Venezuela y Guyana).
Asimismo, el océano Atlántico central, África y el Mar Arábigo, y el sur de Asia (India y la península arábiga).
Aunque Honduras no está directamente en la lista de zonas afectadas, el país podría sufrir consecuencias si el impacto ocurre en regiones cercanas, como el Pacífico o el Caribe.
El divulgador científico Germán Puerta, citado por El Tiempo, indicó que la investigación sobre la trayectoria del asteroide continúa.
Los cálculos se actualizarán en abril de 2025 y luego en junio de 2028, cuando 2024 YR4 se acerque nuevamente a la Tierra.
¿Qué consecuencias podría traer un impacto?
Aunque se considera un asteroide pequeño, su colisión podría tener efectos devastadores similares al evento de Tunguska en 1908, cuando un meteorito destruyó una vasta área en Siberia.
Si el asteroide tiene menos de 50 metros de diámetro, las autoridades recomendarían evacuar la zona de impacto.
Si es más grande, se evaluaría la posibilidad de desviar su trayectoria usando tecnología espacial, algo que la NASA demostró posible en 2022 con su misión DART.
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Próximos pasos y monitoreo
A partir de abril de 2024, será más difícil seguir observando el asteroide, pero en 2028 se dispondrá de información más precisa sobre su trayectoria.
La ONU y las agencias espaciales seguirán monitoreando la situación y, de haber cambios en la evaluación del riesgo, los anunciarán en futuras reuniones.