20.4 C
Honduras
sábado, mayo 18, 2024

Entre libros, precios y horarios

Hace algún tiempo, escuchamos una frase que es a su vez una de las más profundas partes de la verdad: “Quien no alimenta su espíritu, tarde o temprano éste le pasará la factura con alguna enfermedad o algún desequilibrio emocional”.  No se puede discutir, es muy cierto, luego continuaba resonando en el aire la conclusión: “El mejor alimento del espíritu es la buena lectura, los buenos hábitos y las buenas acciones”.

No se trata de ser moralizante o de ser chamanes de la autorrealización, sin embargo, es muy cierto y más que necesario que la población tenga acceso al cultivo de las cosas del alma, de darle las luces necesarias para iluminar la mente y saber discernir entre el bien y el mal. Honduras debe tener políticas más consecuentes para la difusión de la cultura, así la población tenga acceso a la información, al deleite de las cosas trascendentes, eternas, a disfrutar de la lectura del libro con la temática favorita, sin embargo, eso no es más que una quimera ya que los precios de los libros, cuando de una obra seria se trata, su precio no baja de rondar aproximadamente en precio entre 800 a 1,200 lempiras (de 32 a 48 dólares), prácticamente casi el 15 por ciento de un salario más o menos “decente”, de aquellos pocos afortunados que tengan un empleo fijo, que es una cantidad realmente simbólica con respecto a los casi 10 millones de habitantes.

Eso es perpetuador de la ignorancia, pues las librerías no tienen la culpa, el Estado es allí donde debería subsidiar los precios de los libros –no solo al combustible-, de los materiales de estudio de primaria, secundaria y educación superior, de patrocinar el teatro, la música, las artes en general y no los padres de familia que deben vender comida en actividades para recaudar fondos y poder apoyar a sus hijos en sus proyectos de proyección espiritual.

Otra de las críticas de manera constructiva es con respecto a los esfuerzos gigantescos en algunas presentaciones teatrales de temporada como la que comenzaremos el primer domingo de Adviento, con lo que se inaugura la temporada de Navidad (no cuando lo dicta el comercio y el consumismo), estos trabajos deberían presentarse en horarios y precios más accesibles y no a media semana a menos que se siga cometiendo el error de la exclusividad, formando así otro tipo de sector o una neo-aristocracia al estilo hondureño. Las cosas del alma deben ser para todas las almas, el hecho de ser de recursos limitados no debe ser obstáculo para acceder a obras y trabajos de calidad, con precios para entrar de entre un equivalente de 15 dólares o más, eso más bien hace que nuestra población, en especial la juventud (no todos por supuesto), prefiera los bacanales y los desórdenes públicos y privados.

No queda menos que felicitar a aquellos que se empeñan en la difusión de la cultura, partiendo de la historicidad científica (valga la redundancia) y no de historietas contadas con sesgos. Necesitamos de acceder con facilidad y no seguir envidiando lo que hoy sucede en otros países con personas que, más allá de la propaganda política que no interesa, sí apoyan la cultura, tal como ya circula la noticia de lo que ha logrado El Salvador con su Biblioteca Nacional de El Salvador (BINAES). Santa envidia.

EditorialEntre libros, precios y horarios

Hoy en Deportes