Hoy se cumplen 33 años del brutal asesinato de la normalista Riccy Mabel y su hermana Ony Martínez relata a Diario El País como la familia vivió ese desgarrador acontecimiento.
DESAPARICIÓN DE RICCY
El domingo 14 de julio de 1991, el padre de Riccy recibe una llamada de la maestra Glenda desde Tegucigalpa, para informarles de la desaparición de la joven.
“El día domingo como a eso de las cinco de la tarde, recibimos la llamada de la persona que cuidaba a Riccy, la profesora Glenda, mi papá recibe la llamada porque mi mamá andaba en el rezo de un último día de un familiar que había fallecido, entonces mi papá me pasó la llamada”.
Cuando la maestra Glenda le dijo le tengo una mala noticia, Ony asegura que se imaginó que Mabelita (Como ella le dice), estaría enferma, pero al escuchar que estaba desaparecida desde el día anterior, su corazón se aceleró por completo.

La maestra Glenda aseguró que fue a interponer la denuncia de su desaparición a la posta de la colonia Kennedy en la ciudad capital Tegucigalpa, pero las autoridades le indicaron que tenían que esperar a que se cumplieran las 24 horas para iniciar el proceso de búsqueda.
Aun así, realizaron llamadas telefónicas, consultaban con sus allegados y no lograban dar con su paradero, por lo que la maestra Glenda decidió avisar a la familia.
CUANDO LA VEA LE VOY A DAR UNA BUENA REGAÑADA
Cuando recibió la llamada ya era tarde-noche así que no encontraría un autobús que la llevara desde Ceiba hacia Tegucigalpa, por lo que Ony espero a la mañana siguiente para a primera hora tomar un vuelo que salía hacia la capital.
Aunque la maestra a cargo de Riccy le había dicho que ella era bien portada y obediente y que ese sábado solicitó permiso para salir, Ony se sintió molesta con su hermana y solo esperaba en momento de tenerla enfrente para darle una buena regañada por preocuparlos de esa manera.
“Ella debe estar en algún lado, búsquenla por favor, yo llegaré temprano mañana, yo estaba enojada con ella, y quería llegar y castigarla por comportarse de esa manera, y cuando iba en camino me entró la preocupación de dónde podía estar”, recordó la hondureña que ahora radica en Canadà.

UN DÍA DE TORMENTO
La preocupación en la familia iba en aumento, las preguntas de ¿Dónde está? ¿Por qué no llega? continuaban pero nadie les daba respuestas.
Riccy es la menor de cinco hermanos y toda la familia estaba viviendo momentos tormentosos y de incertidumbre.
El lunes que Ony llega a Tegucigalpa inicia llamadas con personas conocidas para buscar pistas de donde pudiera estar Mabelita, pero nadie sabía nada de ella.
El 15 de julio de 1991, el cuerpo de la normalista fue encontrado completamente desnudo, mutilado, desfigurado y en estado de descomposición, en una hondonada de aproximadamente cinco metros de profundidad y de difícil acceso.
NOTICIA DEVASTADORA
Ese mismo lunes a eso de las doce del mediodía, le confirman que ya habían encontrado a Riccy Mabel, ella agradece a Dios por ello, pero minutos más tarde su sonrisa se pinta de llanto al escuchar que fue hallada muerta.
“Pegué un grito, mis manos y piernas me temblaban, el corazón parecía explotar, sentía nervios, fue una situación horrible”.
“A mí me tocó reconocer el cadáver, fue algo terrible, devastador, se ensañaron con ella, yo al inicio gritaba que no era ella, porque le desfiguraron la cara, ella no es, mi hermana es bonita decía yo”.
Ony Martínez, a sus 24 años en ese entonces, se encargó de la preparación y traslado del cuerpo de su hermana más pequeña y pidió que se le colocara un velo sobre su cara para que las personas la recordaran de manera bonita y no vieran su rostro desfigurado.
“Conté con el apoyo de sus compañeros normalistas, sus maestros, inclusive amigos de mi familia, trasladamos a una funeraria para que prepararan su cuerpo, estaba sucia por el lugar donde la dejaron”.
El mismo lunes salieron con el cadáver de la joven asesinada hacia su lugar de origen y donde se encontraba su familia, La Ceiba; donde una cantidad de personas ya se encontraban en la cuadra de su vivienda esperando el cuerpo sin vida de la joven que habían visto crecer y jugar durante su niñez.

EEUU DISPUESTO A DAR ASILO
La familia Martínez Sevilla, recibió el apoyo de del comisionado de Derechos Humanos el doctor Ramón Custodio López, quien tomó el caso, dio resguardo a los demás miembros de la familia durante el proceso de investigación y puso a disposición abogados.
“Los Derechos Humanos nos llevaron a la Embajada Americana y nos dieron apoyo ellos, inclusive el embajador nos dijo que hablaba en nombre de su gobierno y que si nosotros queríamos para Estados Unidos, nos daban residencia a toda la familia”.
Pero Ony, asegura que con mucho agradecimiento rechazaron la propuesta, ya que de aceptarla era como si salieran huyendo y abandonar la lucha que ya se había iniciado, una lucha que para los Martínez, también era del pueblo.
San Pedro Sula, Tegucigalpa, Choluteca, La Ceiba y otras ciudades importantes de Honduras, habían emprendido marchas para pedir justicia ante el terrible crimen y según la hermana de la normalista, irse del país era no valorar el apoyo de la comunidad hondureña.
LOS 15 AÑOS DE RICCY MABEL
Los quince años de Mabelita fue muy bonito, recuerda Ony, tuvo un cortejo de catorce damitas y usó un hermoso vestido rosado que su mamá Nora Sevilla, como era modista le había confeccionado a la medida.
Siempre fue una chica alegre, cariñosa y amigable, le gustaba cantar y participar en eventos de su comunidad y de su centro educativo, recuerda con nostalgia Ony.
La última vez que las hermanas hablaron fue antes de la desaparición de Riccy, Ony le comentó que estaba feliz porque pronto se casaría y Riccy le dijo que estaba feliz porque el lunes iniciaba su práctica comunal y me pondré el uniforme nuevo.
AGRADECIMIENTO A HONDURAS
“Darle gracias al pueblo Hondureño, ya son 33 años y mi hermana siempre vive en los corazones de los hondureños, como familia estamos muy agradecidos sinceramente por todo el apoyo que desde el principio nos brindaron”, concluyó Ony Martínez.
Un Caso sin Precedentes
El suceso fue un caso sin precedentes en la historia delictiva de Honduras, que puso a prueba el limitado y débil sistema judicial y uno de los hechos más dantescos practicados por funcionarios de las FFAA, reconocido mundialmente por incurrir en violaciones a DDHH y delitos de lesa humanidad.
En el desarrollo de los hechos, se conoció que los responsables de tal atrocidad, el coronel Ángel Castillo Maradiaga y el exjefe del batallón, Ovidio Coello Andino, trataron de eludir la justicia común al ampararse en el fuero militar.
Años después, en 1993, eran condenados por un juzgado penal por cargos de homicidio y violación.
A pesar de la sentencia, la sociedad tachó el fallo con el calificativo que “la justicia fue generosa» al castigarlos con una pena demasiado corta para un crimen tan monstruoso y aberrante, en contra de una adolescente.
Actualmente en Honduras, se produce una película sobre la vida de Riccy, dirigida por la cineasta Carla Calderón.
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