El río Amazonas, el más caudaloso y extenso del mundo, está sufriendo los estragos de una sequía prolongada exacerbada por el cambio climático.
Según datos del Servicio Geológico de Brasil, el nivel del agua en varios tramos ha alcanzado su punto más bajo desde que se comenzaron a registrar datos en 1967.
Lo que ha reducido la vía fluvial a pozas poco profundas en algunas zonas.
Uno de los sectores más afectados se encuentra en el estado de Amazonas, donde el río ha descendido 7.6 metros por debajo de su media habitual para esta época del año.
Además, tres de sus principales afluentes, cada uno con más de 1,600 kilómetros de longitud, también registran niveles históricos de sequía.
Impacto en la vida diaria y el comercio
Esta crisis ha afectado gravemente la capacidad de navegación, una función vital del Amazonas, que sirve como principal ruta de transporte para las comunidades más aisladas en la selva.
Las embarcaciones, que son esenciales para llevar suministros, medicinas, y transportar a personas a centros médicos o escolares, se encuentran con dificultades para desplazarse.
El impacto se ha sentido con especial fuerza en la ciudad de Manaos, un importante centro industrial en el corazón de la selva amazónica.
Las aguas poco profundas están complicando el acceso de los buques de carga, lo que ha obligado a las empresas a construir muelles flotantes para garantizar que los suministros lleguen a tiempo y evitar interrupciones en la cadena de suministro.
Ayan Santos Fleischmann, hidrólogo del Instituto Mamirauá, señaló que «sin los ríos, casi no hay forma de moverse por el Amazonas», resaltando la dependencia de la región en la red fluvial.
Medidas extraordinarias ante la sequía
Ante la gravedad de la situación, Brasil ha decidido tomar medidas drásticas.
A partir de este mes, el gobierno comenzará a dragar el lecho del río Amazonas, una operación que se extenderá durante los próximos cinco años para contrarrestar las condiciones de sequía.
Fabricio de Oliveira Galvão, director del Departamento Nacional de Infraestructuras de Transporte, indicó que en algunas zonas «prácticamente se puede ver la vegetación en la superficie del río», lo que imposibilita la navegación.
Esta no es la primera vez que el gobierno brasileño recurre al dragado del río en situaciones de emergencia.
No obstante, la decisión de hacerlo de manera continua refleja la creciente preocupación por los efectos del cambio climático en la región.
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La selva amazónica en riesgo
El río Amazonas, que atraviesa cinco países y desemboca en el Atlántico, es una de las mayores reservas de agua dulce del planeta y juega un papel crucial en la lucha contra el cambio climático al absorber grandes cantidades de dióxido de carbono.
Sin embargo, la combinación de sequías prolongadas y la explotación del río podría alterar este ecosistema vital.
El plan de dragado resalta cómo los gobiernos de todo el mundo están adoptando medidas cada vez más extremas para mitigar el impacto de las condiciones climáticas severas.
Además, pone de manifiesto cómo un clima más cálido y seco está transformando la selva amazónica, un bastión natural esencial en la lucha global contra el calentamiento del planeta.