Redacción. En la misa celebrada este domingo en la basílica de San Pedro por la festividad de los santos Pedro y Pablo, patronos de Roma, el papa León XIV hizo un llamado a renovar la vida de la Iglesia y a dejar atrás estructuras inamovibles que no responden a los desafíos actuales.
“Es importante salir del peligro de una fe cansada y estática”, advirtió el pontífice estadounidense, quien instó a “abrirse a los cambios” y “buscar nuevos caminos para la evangelización”.
Durante su homilía, el Papa destacó la necesidad de interpretar los signos de los tiempos y de permitir que las comunidades cristianas sean interpeladas por la realidad concreta que viven.
En la ceremonia, como marca la tradición, León XIV bendijo los palios —estolas de lana blanca con cruces negras— que portarán los nuevos arzobispos y obispos nombrados durante el último año. Estas insignias simbolizan el vínculo especial con el papa y su compromiso pastoral.
El pontífice también dirigió un mensaje claro sobre la importancia de la unidad dentro de la Iglesia.
“Comprometámonos a hacer de nuestras diversidades un taller de unidad y comunión, de fraternidad y reconciliación, para que cada uno, con su historia personal, aprenda a caminar junto con los demás”, expresó.
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Además, alertó sobre los riesgos de caer en la rutina pastoral: “Siempre existe el riesgo de repetir esquemas que no se renuevan, sin captar los desafíos del presente”.
En un gesto especial, se dirigió a los miembros de la Iglesia greco-católica ucraniana presentes en la misa, deseando que “el Señor le conceda la paz a su pueblo”.
Con un mensaje firme y esperanzador, el papa León XIV reafirmó la urgencia de una Iglesia en movimiento, atenta, unida y dispuesta a reinventarse para responder al mundo de hoy.