En los últimos meses se han intensificado los “apagones” o cortes de suministro eléctrico en todo el país. Las zonas residenciales y comerciales son desconectadas del sistema, la mayoría de las veces por ciertas horas y en el peor de los casos hasta por días. Las preguntas obligadas de la población son ¿cuándo la quitan?, ¿a qué horas regresa?, la otra es, aunque el servicio es pésimo ¿cuánto saldrá de “luz” (energía eléctrica)? El precio que se paga es alto, tomando en cuenta que es un país de bajos ingresos. Debe ponerse más atención a las personas particulares y jurídicas que hurtan energía, quizás por eso hacen mal uso de ella sobrecargando aún más el sistema.
Atraer a los inversionistas extranjeros para desarrollar sus empresas no es tarea fácil con las condiciones que se ofrecen. Las empresas que se han quedado han optado por generar su propia energía de manera parcial o total (para autoconsumo) invirtiendo grandes sumas de dinero. La energía solar es la que más se está aprovechando, en San Pedro Sula se pueden apreciar los techos de importantes negocios cubiertos con paneles solares. En el sector maquilador también se ha aprovechado esta forma de autogenerar energía.
Las crisis energéticas -no es algo nuevo- si el país fuera visto como una empresa, hace mucho estaría fuera del negocio. Los expertos en temas energéticos señalan que esta situación ya era de esperarse por la falta de planificación, inversión en distribución, transmisión y generación, en los últimos 25 años ha llevado a la situación actual. Sumado a los daños que han sufrido las generadoras térmicas debido a las altas temperaturas que han prevalecido en el país en los últimos meses. Además, los embalses han disminuido considerablemente a nivel regional, agudizando más la crisis en Honduras.
Las autoridades actuales de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) discrepan con expertos del sector privado y aclaran que la crisis no es provocada por el déficit en la generación de energía y atribuyen estos apagones a las malas condiciones de la red de distribución y transmisión, como consecuencia de falta de inversión y mantenimiento en las administraciones anteriores.
La ENEE siempre se ha visto como un botín político, un monopolio natural, señalado por la corrupción y tráfico de influencias. Se ha manejado de manera irresponsable, sin escuchar a los expertos en la materia. Una de las concesiones más polémicas fue el acuerdo público-privado con la Empresa Energía Honduras (EHH), ya que en nada vino a beneficiar a la población y encareció los precios del suministro mes a mes. Este es otro fracaso debido a las malas decisiones que se han tomado en los últimos gobiernos. Sin embargo, a pesar de los pesares, especialmente para los que no velan por el bien común, la EEH se va. La concesión tenía una duración de siete años, en agosto de 2023, llega a su fin.
La improvisación prima mucho en los gobiernos hondureños, sin importar color político e ideología. La ciudadanía está a la expectativa, de saber si la ENEE manejará de mejor manera la crisis energética al asumir el rol de la EHH. Si se harán las inversiones necesarias para sacar adelante esta institución estatal que, anteriormente, fue controlada por un sindicato que, con sus grandes demandas, también perjudicó la estabilidad financiera y la gobernanza de esta institución, que debe verse como un patrimonio nacional.
Ojalá este gobierno escuche a los expertos que tiene a su disposición, que la ENEE sea manejada de manera técnica, pero también como una empresa con fines sociales, que busca el bienestar de la población. Es tiempo de dejar de favorecer a determinados grupos, que son los mismos que tienen al país “tocando fondo”.
