Hay una pieza silenciosa pero fundamental en el despliegue militar estadounidense: el KC-135 Stratotanker. Con más de seis décadas de servicio, estos aviones cisterna han vuelto a operar activamente en Oriente Medio, apoyando una ofensiva aérea intensificada en plena escalada regional con Irán e Israel.
Aunque no lanzan misiles ni entran en combate directo, los KC-135 son indispensables para mantener operativas las misiones de cazas F-16, F-22, F-35, bombarderos y aviones de reconocimiento.
Su función: reabastecer de combustible en pleno vuelo, una capacidad que permite que las aeronaves prolonguen sus operaciones sin regresar a tierra, garantizando autonomía táctica y continuidad operativa.
Según reportes de medios como Reuters y BBC, al menos 30 aviones cisterna, la mayoría KC-135, han sido desplegados en las últimas semanas para reforzar la presencia aérea de EE.UU. en la región, justo cuando aviones norteamericanos han bombardeado puntos estratégicos, incluida la planta subterránea de Fordow, uno de los sitios más protegidos del programa nuclear iraní.
Un veterano con más de 60 años en el aire
El KC-135 Stratotanker voló por primera vez en 1956. Nacido en plena Guerra Fría, fue la respuesta de Boeing a la necesidad estadounidense de sostener su poder aéreo a escala global.
Derivado del prototipo 367-80 —el mismo que inspiraría al icónico Boeing 707—, el Stratotanker comenzó a operar oficialmente en 1957, y aunque parecía tener una vida útil limitada, hoy continúa siendo un pilar logístico insustituible.
De los más de 700 ejemplares construidos, gran parte fue modernizada. Los modelos actuales, principalmente KC-135R, incorporan motores CFM56, más eficientes, potentes y silenciosos.
La Fuerza Aérea de EE.UU. asegura que estos cambios permitieron una reducción del 25% en consumo de combustible y costos operativos, y una caída del 96% en niveles de ruido respecto al modelo original.
Una plataforma versátil y resistente
Pero la longevidad del KC-135 no solo radica en su robustez mecánica. A lo largo de los años, ha sido adaptado para múltiples roles más allá del reabastecimiento: comando aéreo, vigilancia electrónica, misiones experimentales e incluso participación en el Tratado de Cielos Abiertos.
Esta versatilidad, unida a su confiabilidad operativa, ha permitido que el KC-135 sobreviva a varios intentos de reemplazo y mantenga su lugar en las misiones estratégicas de Estados Unidos.
Mientras los cazas y bombarderos protagonizan los titulares, el Stratotanker permanece en el aire, invisible y vital, asegurando que las alas de EE.UU. nunca se queden sin combustible… ni alcance.
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